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Una Vez Desaparecido
Blake Pierce
Un Misterio de Riley Paige #1
Los cuerpos de mujeres asesinadas grotescamente estГЎn apareciendo en las afueras rurales de Virginia y, cuando llaman al FBI para pedir su ayuda, no tienen respuesta. Hay un asesino en serie cuya frecuencia estГЎ aumentando, y saben que solamente hay una agente lo suficientemente buena para resolver este caso, la Agente Especial Riley Paige. Riley se encuentra en un permiso pagado, recuperГЎndose de su encuentro con su Гєltimo asesino en serie y, frГЎgil como estГЎ, el FBI estГЎ reacio a aprovechar su mente brillante. Sin embargo, Riley se suma al caso, necesitando luchar contra sus propios demonios, y su bГєsqueda la lleva por la subcultura inquietante de coleccionistas de muГ±ecas, a los hogares de familias desintegradas y por los caminos mГЎs oscuros de la mente del asesino. Mientras Riley profundiza en el caso mГЎs y mГЎs, se da cuenta de que estГЎ enfrentando a un asesino mГЎs retorcido de lo que habГa imaginado. En una carrera frenГ©tica contra el tiempo, se encuentra presionando sus lГmites, su trabajo en riesgo, su propia familia en peligro y su frГЎgil psiquis colapsando. Sin embargo, una vez que Riley Paige toma un caso, ella no se da por vencida. La obsesiona, llevГЎndola a los rincones mГЎs oscuros de su propia mente, ofuscando las lГneas entre el cazador y la presa. DespuГ©s de una serie de giros inesperados, sus instintos la llevan a un clГmax estremecedor que incluso Riley no podrГa haber imaginado. Un thriller psicolГіgico oscuro con suspenso emocionante, UNA VEZ DESAPARECIDO marca el debut de una nueva serie fascinante – y un nuevo personaje querido – que te dejarГЎ pasando pГЎginas hasta bien entrada la noche. El Libro #2 en la serie de Riley Paige estarГЎ disponible pronto.
Blake Pierce
UNA VEZ DESAPARECIDO (UN MISTERIO DE RILEY PAIGE—LIBRO 1)
Blake Pierce
Blake Pierce es un ГЎvido lector y fan de toda la vida de los gГ©neros de misterio y thriller. UNA VEZ DESAPARECIDO es la primera novela de Blake. A Blake le encanta comunicarse con sus lectores, asГ que por favor no dudes en visitar www.blakepierceauthor.com para unirte a la lista de correo electrГіnico, recibir un libro gratis, recibir regalos gratis, conectarte en Facebook y Twitter y mantenerte en contacto.
Derechos de autor В© 2015 por Blake Pierce. Todos los derechos reservados. Excepto segГєn lo permitido bajo la Ley de Derechos de Autor de Estados Unidos de 1976, ninguna parte de esta publicaciГіn podrГЎ ser reproducida, distribuida transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, o almacenada en una base de datos o sistema de recuperaciГіn, sin el permiso previo del autor. Este eBook estГЎ disponible sГіlo para su disfrute personal. Este libro electrГіnico no puede ser revendido o dado a otras personas. Si te gustarГa compartir este libro con otra persona, por favor compra una copia adicional para cada destinatario. Si estГЎs leyendo este libro y no lo compraste, o no fue comprado sГіlo para tu uso, por favor regrГ©salo y compra tu propia copia. Gracias por respetar el trabajo duro de este autor. Esta es una obra de ficciГіn. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son productos de la imaginaciГіn del autor o se emplean como ficciГіn. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es totalmente coincidente. Derechos de autor de la imagen de la cubierta de GoingTo, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com.
PrГіlogo
Un nuevo espasmo de dolor sacudiГі la cabeza de Reba, colocГЎndola en posiciГіn vertical. TirГі contra las cuerdas que tenГan atado su cuerpo, atadas alrededor de su estГіmago a una longitud vertical de tuberГa que habГa sido atornillada al suelo y al techo en medio de la pequeГ±a habitaciГіn. Sus muГ±ecas estaban atadas al frente, y sus tobillos tambiГ©n estaban atados.
NotГі que habГa estado dormitando, e inmediatamente se llenГі de miedo. SabГa que el hombre iba a matarla. Poco a poco, herida por herida. Su muerte no era lo que buscaba, y tampoco el sexo. SГіlo buscaba su sufrimiento.
Tengo que permanecer despierta, pensГі. Tengo que salir de aquГ. Si me quedo dormida otra vez, morirГ©.
A pesar del calor en la habitaciГіn, su cuerpo desnudo sintiГі frГo por el sudor. MirГі hacia abajo, retorciГ©ndose, y vio que sus pies estaban desnudos contra el piso de madera. El piso alrededor de ellos estaba cubierto de manchas de sangre seca, indicios claros de que ella no era la primera persona que habГa sido atada aquГ. Su pГЎnico se intensificГі.
Г‰l se habГa ido a un sitio. La Гєnica puerta de la habitaciГіn estaba cerrada, pero Г©l volverГa. Siempre volvГa. Y entonces harГa lo que fuera para hacerla gritar. Las ventanas estaban bloqueadas con tablas, y no tenГa idea si era de dГa o de noche, la Гєnica luz provenГa de un Гєnico bombillo que colgaba del techo. Dondequiera que quedaba este lugar, parecГa que nadie podГa oГr sus gritos.
Se preguntaba si esta habitaciГіn habГa sido una vez el dormitorio de una niГ±a; grotescamente, era de color rosado, con adornos de cuentos de hadas por todas partes. Alguien—ella suponГa que su captor—habГa destrozado el lugar hace mucho, rompiendo y volteando las banquetas, sillas y mesas. El piso estaba lleno de las extremidades y torsos desmembrados de muГ±ecas. PequeГ±as pelucas—pelucas de muГ±ecas, Reba suponГa—estaban clavadas como cueros cabelludos en las paredes, la mayorГa de ellas trenzadas elaboradamente, todas ellas de colores poco naturales y de juguete. Una mesa de tocador rosada magullada estaba junto a una pared, su espejo en forma de corazГіn roto en pedazos. El Гєnico otro mobiliario intacto era una cama individual angosta con un dosel rosado. Su captor a veces descansaba allГ.
El hombre la miraba con ojos oscuros, redondos y brillantes, a travГ©s de su pasamontaГ±as negra. Al principio, le habГa alentado el hecho de que siempre usaba el pasamontaГ±as. ВїSi Г©l no querГa que ella viera su cara, eso significaba que no planeaba matarla, que quizГЎs la dejarГa ir?
Pero pronto descubriГі que la mГЎscara tenГa otro propГіsito. PodГa notar que la cara detrГЎs de la misma tenГa un mentГіn hundido y una frente inclinada, y que las facciones del hombre eran dГ©biles y acogedoras. Aunque Г©l era fuerte, era mГЎs bajo que ella y probablemente se sentГa inseguro por ello. SuponГa que llevaba el pasamontaГ±as para parecer mГЎs aterrador.
Se habГa rendido en tratar de convencerlo de que no la lastimara. Al principio habГa pensado que podГa hacerlo. DespuГ©s de todo, ella sabГa que era bonita. O al menos solГa serlo, pensГі con tristeza.
El sudor y las lГЎgrimas se mezclaron en su rostro magullado, y podГa sentir la sangre en su pelo largo y rubio. Sus ojos le ardГan: le habГa hecho colocarse lentes de contacto, y no podГa ver bien por ellos.
SГіlo Dios sabe cГіmo me veo ahora.
DejГі caer su cabeza.
MuГ©rete ya, se suplicГі a sГ misma.
DeberГa ser bastante fГЎcil de hacer. Estaba segura de que otras se habГan muerto aquГ antes.
Pero no podГa hacerlo. SГіlo pensar en eso hacГa que su corazГіn latiera mГЎs fuerte mientras jadeaba, tensando la cuerda alrededor de su vientre. Lentamente, como sabГa que se enfrentaba a una muerte inminente, un nuevo sentimiento comenzГі a surgir dentro de ella. No era ni pГЎnico ni miedo esta vez. No era desesperaciГіn. Era algo mГЎs.
ВїQuГ© siento?
Luego entrГі en cuenta. Era rabia. No contra su captor. HabГa agotado su ira hacia Г©l desde hace mucho.
Soy yo, pensГі. Estoy haciendo lo que Г©l quiere. Cuando grito y lloro y ruego, estoy haciendo lo que Г©l quiere.
Cada vez que tomaba ese frГo caldo que le daba a travГ©s de una pajita, estaba haciendo lo que Г©l querГa. Cada vez que le decГa patГ©ticamente que era una madre con dos hijos que la necesitaban, estaba deleitГЎndolo sin fin.
Su mente ahora tenГa un muevo propГіsito; al fin dejГі de retorcerse. Tal vez necesitaba intentar una nueva tГЎctica. HabГa estado luchando arduamente contra las cuerdas todos estos dГas. Tal vez no lo estaba abordando de la forma correcta. Eran como esos pequeГ±os juguetes de bambГє, la trampa de dedos china, donde pones los dedos en cada extremo del tubo y entre mГЎs fuerte jales, mГЎs se atascan tus dedos. QuizГЎ el truco era relajarse, deliberada y completamente. Tal vez esa era la forma de salir de todo esto.
MГєsculo por mГєsculo, relajГі su cuerpo, sintiendo cada ardor, cada moretГіn donde su carne tocaba las cuerdas. Y, lentamente, notГі donde se encontraba la tensiГіn de la cuerda.
Por fin encontrГі lo que necesitaba. HabГa una pequeГ±a holgura alrededor de su tobillo derecho. Pero no podГa jalar por ahГ todavГa. TenГa que mantener sus mГєsculos relajados. MoviГі su tobillo suavemente, luego mГЎs agresivamente mientras la cuerda se aflojaba.
Finalmente, se soltГі su talГіn, y sacГі todo el pie derecho.
Inmediatamente explorГі el piso. A sГіlo un pie de distancia, en medio de las piezas de muГ±eca dispersas, estaba su cuchillo de caza. Siempre se reГa cuando lo dejaba allГ, tan cerca. La cuchilla llena de sangre brillaba burlonamente en la luz.
MoviГі su pie libre hacia el cuchillo. No llegГі a su destino.
DejГі que su cuerpo se aflojara otra vez. Se deslizГі unas pocas pulgadas por la tuberГa y moviГі su pie hasta que el cuchillo estaba a su alcance. AgarrГі la cuchilla sucia entre sus dedos, la raspГі por el piso y la levantГі con cuidado con su pie hasta que el mango estaba en la palma de su mano. AgarrГі el mango firmemente con dedos entumecidos y lo volteГі, cortando poco a poco la cuerda que ataba sus muГ±ecas. El tiempo parecГa detenerse mientras contenГa la respiraciГіn, esperando y rogando que no se le cayera. Que Г©l no entrara.
Finalmente oyГі un ruido, y quedГі totalmente asombrada ya que sus manos se soltaron. Inmediatamente cortГі la cuerda alrededor de su cintura, su corazГіn latiendo con fuerza.
Libre. Casi no podГa creerlo.
Por un momento lo Гєnico que podГa hacer era agacharse allГ, sus manos y pies hormigueando mientras volvГa a circular la sangre completamente. EmpezГі a tocarse los lentes de contacto, resistiendo las ganas de sacarlos de un solo golpe. Cuidadosamente los rodГі hacia un lado, los pellizcГі y se los sacГі. Sus ojos le dolГan terriblemente, y fue un alivio ya no tenerlos adentro. Mientras miraba los dos discos de plГЎstico en la palma de su mano, su color la asqueГі. Los lentes eran de color azul brillante, antinatural. Los arrojГі a un lado.
Su corazГіn latiendo con fuerza, Reba se levantГі y rГЎpidamente cojeГі a la puerta. TomГі el pomo en sus manos pero no le dio vuelta.
ВїY si Г©l estaba allГЎ afuera?
No tenГa otra opciГіn.
Reba dio vuelta al pomo y jalГі la puerta, la cual se abriГі sin hacer ruido. MirГі por un pasillo largo y vacГo, iluminado sГіlo por una abertura arqueada a la derecha. Se arrastrГі por el mismo, desnuda, descalza y silenciosa, y vio que el arco daba a una habitaciГіn tenuemente iluminada. Se detuvo y mirГі fijamente. Era un simple comedor, con una mesa y sillas totalmente ordinarias, como si una familia pronto llegarГa a cenar allГ. Antiguas cortinas colgaban por las ventanas.
SintiГі terror nuevamente. La cotidianeidad del lugar era inquietante de una manera que un calabozo no lo hubiera sido. A travГ©s de las cortinas podГa ver que estaba oscuro afuera. El pensar que la oscuridad le facilitarГa su escape le levantГі el ГЎnimo.
Se volviГі al pasillo de nuevo. Terminaba en una puerta, una puerta que simplemente tenГa que dar al aire libre. CojeГі y apretГі el picaporte de latГіn frГo. La puerta se abriГі hacia ella para revelar la noche afuera.
Vio un pequeГ±o porche, y un patio mГЎs allГЎ del mismo. El cielo nocturno estaba estrellado y sin luna. No habГa ninguna otra luz, ningГєn indicio de casas cercanas. CaminГі lentamente al porche y por el patio, que era seco y no tenГa grama. Aire fresco inundГі sus pulmones adoloridos.
Mezclado con su pГЎnico, se sintiГі eufГіrica. El regocijo de la libertad.
Reba dio su primer paso, preparГЎndose para correr, cuando de repente sintiГі el duro agarre de una mano en su muГ±eca.
Luego vino la risa fea y familiar.
Lo Гєltimo que sintiГі fue un objeto duro, tal vez de metal, impactando su cabeza y luego estaba girando en el abismo mГЎs profundo.
CapГtulo 1
Al menos no se siente el hedor todavГa, pensГі el Agente Especial Bill Jeffreys.
TodavГa inclinado sobre el cuerpo, no pudo evitar detectar los primeros rastros del mismo. Se mezclaba con el olor fresco de los pinos y la neblina limpia del arroyo; debГa ya estar acostumbrado al hedor de un cadГЎver. Pero nunca podrГa acostumbrarse a eso.
El cuerpo desnudo de la mujer habГa sido cuidadosamente dispuesto en una gran roca en el borde del arroyo. Estaba sentada, apoyada en otra roca, sus piernas rectas y abiertas, sus manos a los lados. Un extraГ±o recodo en su brazo derecho surgirГa un hueso roto. El pelo ondulado era obviamente una peluca raГda, con tonalidades de rubio que no combinaban. Una sonrisa color rosada estaba pintada con lГЎpiz labial sobre su boca.
El arma asesina todavГa estaba firmemente alrededor de su cuello; habГa sido estrangulada con una cinta rosada. Una rosa roja artificial estaba colocada sobre la roca delante de ella, a sus pies.
Suavemente, Bill intentГі levantar su mano izquierda. No se moviГі.
“TodavГa estГЎ en rigor mortis”, le dijo Bill al Agente Spelbren, agachado en el otro lado del cadГЎver. “No tiene mГЎs de veinticuatro horas de muerta”.
“¿Qué le pasa a sus ojos?” preguntó Spelbren.
“Cosidos con hilo negro para mantenerlos abiertos”, respondió, sin molestarse en mirar de cerca.
Spelbren lo mirГі fijamente con incredulidad.
“RevГsalo tГє mismo”, dijo Bill.
Spelbren le mirГі los ojos.
“Dios”, murmurГі en voz baja. Bill notГі que no se asqueГі. Bill apreciaba eso. HabГa trabajado con otros agentes de campo, algunos de ellos veteranos experimentados como Spelbren, que estarГan vomitando ahora mismo.
Bill nunca habГa trabajado con Г©l antes. Spelbren habГa sido llamado a este caso de una oficina de campo de Virginia. HabГa sido idea de Spelbren traer a alguien de la Unidad de AnГЎlisis de Conducta en QuГЎntico. Por eso es que Bill estaba aquГ.
Movida inteligente, pensГі Bill.
Bill podГa ver que Spelbren era unos aГ±os menor que Г©l, pero, aun asГ, tenГa una mirada desgastada que le gustaba bastante.
“Está usando lentes de contacto”, señaló Spelbren.
Bill mirГі mГЎs de cerca. Estaba en lo cierto. Un azul extraГ±o y artificial lo hizo mirar al otro lado. HabГa un poco de frГo en el arroyo a estas horas de la maГ±ana pero, aun asГ, sus ojos se estaban aplanando en sus cuencas. Iba a ser difГcil determinar la hora exacta del fallecimiento.В Todo lo que Bill sabГa era que el cuerpo habГa sido traГdo aquГ en algГєn momento durante la noche y luego fue cuidadosamente posicionado.
OyГі una voz cerca.
“Malditos empleados federales”.
Bill mirГі a los tres policГas locales, parados a unas pocas yardas de distancia. Estaban susurrando de forma inaudible ahora, asГ que Bill sabГa que dijeron esas tres palabras mГЎs alto a propГіsito. Eran de Yarnell, un pueblo cercano, y claramente no estaban felices de tener el FBI aquГ. Pensaban que podГan manejar esto por su cuenta.
El jefe de guardabosques del Parque Estatal Mosby habГa pensado otra cosa. No estaba acostumbrado a nada peor que el vandalismo, la basura y la caza y la pesca ilegal, y Г©l sabГa que los lugareГ±os de Yarnell no eran capaces de lidiar con esto.
Bill habГa hecho el viaje de centenares de millas en helicГіptero, asГ que pudo llegar antes de que el cuerpo fuera movido. El piloto habГa seguido las coordenadas a un prado en una colina cercana, donde el guardabosque y Spelbren lo habГan recibido. El guardabosques los habГa llevado unas pocas millas por un camino de tierra en vehГculo y, cuando se detuvieron, Bill pudo vislumbrar la escena del crimen desde la carretera. Quedaba a poca distancia del arroyo.
Los policГas impacientes parados cerca de ellos ya habГan examinado la escena. Bill sabГa exactamente lo que estaban pensando. QuerГan resolver este caso por su cuenta; un par de agentes del FBI era lo Гєltimo que querГan ver.
Lo siento, pueblerinos, Bill pensГі, pero sus habilidades no son suficientes para esto.
“El sheriff piensa que esto es tráfico”, dijo Spelbren. “No tiene razón”.
“¿Por quГ© dice eso?” preguntГі Bill. SabГa la respuesta, pero querГa tener una idea de cГіmo funcionaba la mente de Spelbren.
“Es treintaГ±era, no tan joven”, dijo Spelbren. “EstrГas, por lo que tuvo por lo menos un hijo. No el tipo que generalmente es traficado”.
“Tienes razón”, dijo Bill.
“Pero, ¿y la peluca?”
Bill negГі con la cabeza.
“Su cabeza ha sido afeitada”, contestó, “asà que la finalidad de la peluca no era para cambiar el color de su pelo”.
“¿Y la rosa?” preguntó Spelbren. “¿Un mensaje?”
Bill la examinГі.
“Flor de tela barata”, contestГі. “La clase que encontrarГas en cualquier tienda de precios bajos. La rastrearemos, pero no encontraremos nada”.
Spelbren lo mirГі, claramente impresionado.
Bill dudaba de que lo que encontraran servirГa de algo. El asesino era muy metГіdico, muy Гєtil. Esta escena habГa sido preparada con cierto estilo enfermizo que lo enervaba.
Vio a los policГas locales con ganas de acercarse. Se habГan tomado fotos, y el cuerpo serГa retirado en cualquier momento.
Bill suspirГі, sintiendo la rigidez en sus piernas. Sus cuarenta aГ±os estaban empezando a ralentizarlo, por lo menos un poco.
“Ha sido torturada”, observГі, exhalando tristemente. “Mira todas las cortadas. Algunas estГЎn empezando a cerrarse”. Г‰l sacudiГі la cabeza. “Alguien la torturГі por dГas antes de matarla con esa cinta”.
Spelbren suspirГі.
“El perpetrador estaba cabreado por algo”, dijo Spelbren.
“Oye, ВїcuГЎndo vamos a terminar?” gritГі uno de los policГas.
Bill mirГі en su direcciГіn y los vio arrastrando sus pies. Los dos estaban quejГЎndose en voz baja. Bill sabГa que ya el trabajo estaba terminado, pero no dijo nada. PreferГa mantener a esos tarados esperando y dudando.
Se volteГі lentamente y analizГі toda la escena. Era una zona boscosa y espesa, puros pinos y cedros y un montГіn de sotobosque, con el arroyo burbujeando en su forma bucГіlica y serena en camino hacia el rГo mГЎs cercano. Incluso ahora, en pleno verano, el dГa no se calentarГa mucho mГЎs, asГ que el cuerpo no iba a pudrirse tan rГЎpidamente. Aun asГ, lo mejor serГa sacarlo de aquГ y enviarlo a QuГЎntico. Los examinadores allГ querrГan examinar cada centГmetro mientras que todavГa estaba razonablemente fresco. El carro del forense estaba parado en el camino de tierra detrГЎs del carro de policГa, esperando.
El camino no era nada mГЎs que pistas de neumГЎtico paralelas por el bosque. El asesino seguramente habГa conducido hasta aquГ por el mismo. HabГa llevado el cuerpo la corta distancia a lo largo de un estrecho camino a este lugar, lo dispuso y luego se fue. No se quedГі por mucho tiempo. A pesar de que la zona parecГa apartada, los guardabosques patrullaban por aquГ regularmente y los carros privados no debГan usar ese camino. HabГa querido que encontraran el cuerpo. Estaba orgulloso de su trabajo.
Y habГasido encontrado por un par de jinetes tempraneros. Turistas en caballos alquilados, el guardabosque le habГa dicho a Bill. Eran vacacionistas de Arlington, quedГЎndose en un rancho falso en las afueras de Yarnell. El guardabosque habГa dicho que estaban un poco histГ©ricos ahora. Les dijeron que no salieran de la ciudad, y Bill planeaba hablar con ellos mГЎs tarde.
Al parecer no habГa nada fuera de lugar en el ГЎrea alrededor del cuerpo. El tipo habГa sido muy cuidadoso. HabГa arrastrado algo detrГЎs de Г©l cuando habГa regresado del arroyo, una pala tal vez, para ocultar sus propias huellas. Nada fue dejado intencionalmente, ni accidentalmente. Cualquier huella de neumГЎtico en la carretera probablemente habГa sido borrada por el carro de policГa o el carro del forense.
Bill se suspirГі a sГ mismo.
Maldita sea, pensГі. ВїDГіnde estГЎ Riley cuando la necesito?
Su compaГ±era desde hace mucho tiempo y su mejor amiga estaba de permiso involuntario, recuperГЎndose del trauma de su Гєltimo caso. SГ, habГa sido uno muy desagradable. Necesitaba el tiempo libre y, a decir verdad, podrГa no regresar jamГЎs.
Pero realmente la necesitaba ahora. Era mucho mГЎs inteligente que Bill, y a Г©l no le importaba admitirlo. Le encantaba ver su mente trabajar. La imaginaba analizando la escena minuciosamente, detalle por detalle. Ya estarГa burlГЎndose de Г©l por todas las pistas dolorosamente evidentes que habГan estado delante de sus ojos.
ВїQuГ© verГa Riley aquГ que Bill no veГa?
Se sintiГі perplejo, y no disfrutaba de esa sensaciГіn. Pero no habГa nada mГЎs que podrГa hacer al respecto ahora.
“Listo, muchachos”, Bill le dijo a los policГas. “Pueden retirar el cadГЎver”.
Los policГas se rieron y chocaron los cinco.
“¿Crees que lo hará de nuevo?” preguntó Spelbren.
“Estoy seguro que sГ”, dijo Bill.
“¿Cómo lo sabes?”
Bill respirГі profundamente.
“Porque he visto su trabajo antes”.
CapГtulo 2
“Se puso peor para ella cada dГa”, dijo Sam Flores, colocando otra imagen horrible en la gran pantalla multimedia que se asomaba sobre la mesa de conferencias. “Hasta el momento en que la mató”.
Bill habГa supuesto eso, pero odiaba estar en lo cierto.
La Oficina habГa volado el cuerpo a la Unidad de AnГЎlisis de Conducta en QuГЎntico, los tГ©cnicos forenses habГan tomado fotos, y el laboratorio empezГі todas las pruebas. Flores, un tГ©cnico de laboratorio con lentes negros, estaba presentando las diapositivas espeluznantes, y las pantallas gigantes fueron una presencia imponente en la sala de conferencias de la Unidad de AnГЎlisis de Conducta.
“¿CuГЎnto tiempo tenГa de muerta antes de que se encontrara el cuerpo?” preguntГі Bill.
“No mucho”, respondió. “Tal vez la noche anterior”.
Spelbren estaba sentado al lado de Bill, habГa volado a QuГЎntico con Г©l despuГ©s de salir de Yarnell. En la cabecera de la mesa estaba sentado el Agente Especial Brent Meredith, el jefe de equipo. Meredith tenГa una presencia intimidante por su gran contextura, sus rasgos negros y angulares y su rostro decidido. Bill no se sentГa intimidado por Г©l, ni siquiera un poco. Le gustaba pensar que tenГan mucho en comГєn. Ambos eran veteranos experimentados, y habГan visto muchas cosas.
Flores colocГі una serie de primeros planos de las heridas de la vГctima.
“Las heridas a la izquierda fueron infligidas en el principio”, dijo. “Las de la derecha son mГЎs recientes, algunas infligidas horas o incluso minutos antes de que la estrangulara con la cinta. Parece haberse tornado progresivamente mГЎs violento durante el tiempo que la tuvo en cautiverio. Romper su brazo podrГa haber sido lo Гєltimo que hizo mientras aГєn estaba viva”.
“Las heridas parecen la obra de un solo perpetrador para mГ”, observГі Meredith. “Juzgando por el nivel de agresiГіn, probablemente masculino. ВїQuГ© mГЎs tienes?”
“Por el rastrojo en su cuero cabelludo, creemos que su cabeza fue afeitada dos dГas antes de su muerte”, Flores continuГі. “La peluca fue cosida con pedazos de otras pelucas, todas baratas. Las lentes de contacto probablemente fueron pedidos por correo. Y una cosa mГЎs”, dijo, mirando las caras, vacilante. “La cubriГі con vaselina”.
Bill podГa sentir la tensiГіn de la habitaciГіn aumentar.
“¿Vaselina?”, preguntó.
Flores asintiГі.
“¿Por qué?” preguntó Spelbren.
Flores se encogiГі de hombros.
“Ese es tu trabajo”, respondió.
Bill pensГі en los dos turistas que habГa entrevistado ayer. No habГan ayudado en lo absoluto, divididos entre la curiosidad morbosa y al borde del pГЎnico por lo que habГan visto. Estaban deseosos de regresar a Arlington y no habГa habido ninguna razГіn para detenerlos. HabГan sido entrevistados por cada funcionario. Y se les habГa dicho que no dijeran nada sobre lo que habГan visto.
Meredith exhalГі y puso ambas palmas sobre la mesa.
“Buen trabajo, Flores”, dijo Meredith.
Flores parecГa estar agradecido por los elogios, y tal vez un poco sorprendido. Brent Meredith no solГa dar cumplidos.
“Ahora Agente Jeffreys”, Meredith se volteó hacia él, “infórmanos sobre cómo esto se relaciona esto con tu caso anterior”.
Bill respirГі profundamente y se reclinГі en el asiento.
“Hace un poco mГЎs de seis meses”, comenzГі, “el diecisГ©is de diciembre, el cuerpo de Eileen Rogers fue encontrado en una granja cerca de Daggett. Me llamaron para que investigara, junto con mi compaГ±era, Riley Paige. El clima era extremadamente frГo, y el cuerpo estaba completamente congelado. Fue difГcil descifrar cuГЎnto tiempo llevaba allГ, y la hora del fallecimiento nunca fue determinada con exactitud. Flores, muГ©strales”.
Flores volviГі a las diapositivas. La pantalla se dividiГі y, junto a las imГЎgenes en la pantalla, apareciГі una nueva serie de imГЎgenes. Las dos vГctimas fueron exhibidas lado a lado. Bill jadeГі. Era increГble. Aparte de la carne congelada de uno de los cuerpos, los cadГЎveres estaban en casi la misma condiciГіn, las heridas casi idГ©nticas. Ambas mujeres tenГan sus ojos cosidos para que se mantuvieran abiertos de la misma forma horrible.
Bill suspirГі, las imГЎgenes trajeron todo de vuelta. No importaba cuГЎntos aГ±os llevaba en la fuerza, le dolГa ver a cada vГctima.
“El cuerpo de Rogers fue encontrado sentado en posiciГіn vertical contra un ГЎrbol”, Bill continuГі, su voz mГЎs triste. “No estaba en una pose tan elaborada como la mujer que encontramos en el Parque Mosby. Nada de lentes de contacto ni vaselina, pero la mayorГa de los otros detalles son iguales. El pelo de Rogers fue cortado, no afeitado, pero habГa una peluca similar toda cosida. TambiГ©n fue estrangulada con una cinta rosada, y una rosa falsa fue encontrada frente a ella.
Bill hizo una pausa por un momento. Odiaba lo que tenГa que decir ahora.
“Paige y yo no pudimos resolver el caso”.
Spelbren se volviГі hacia Г©l.
“¿Cuál fue el problema?” preguntó.
“Todo fue un problema”. Bill respondiГі, innecesariamente defensivo. “No tuvimos nada con quГ© empezar. No habГa testigos; la familia de la vГctima no nos dio ninguna informaciГіn Гєtil; Rogers no tenГa enemigos, ningГєn ex-marido, ningГєn novio enojado. No habГa ni una sola buena razГіn para que fuera perseguida y asesinada. El caso se enfriГі inmediatamente”.
Bill se quedГі en silencio. Pensamientos oscuros inundaron su cerebro.
“No lo hagas”, Meredith dijo en un tono muy suave. “No es tu culpa. No pudiste haber detenido este nuevo asesinato”.
Bill agradeciГі su bondad, pero se sentГa muy culpable. ВїPor quГ© no pudo haberlo resuelto antes? ВїPor quГ© tampoco pudo Riley? Nunca se habГa sentido tan perplejo en toda su carrera.
En ese momento, sonГі el telГ©fono de Meredith y el jefe tomГі la llamada.
Casi lo primero que dijo fue, “Mierda”.
Lo repitió varias veces. Luego dijo: “¿Seguro que es ella?” Hizo una pausa. “¿Hubo algún contacto para pedir rescate?”
Se levantГі de su silla y saliГі de la sala de conferencias, dejando a los otros tres hombres sentados perplejos. VolviГі despuГ©s de unos minutos. Se veГa mayor.
“Caballeros, ahora estamos en modo de crisis”, anunciГі. “Acabamos de obtener una identificaciГіn positiva de la vГctima de ayer. Su nombre era Reba Frye”.
Bill jadeГі como si hubiera sido golpeado en el estГіmago; tambiГ©n podГa ver el shock de Spelbren. Pero Flores se veГa confundido.
“¿DeberГa saber quiГ©n es?” preguntГі Flores.
“Su apellido de soltera es Newbrough”, explicó Meredith. “La hija del Senador Estatal Mitch Newbrough, probablemente el próximo gobernador de Virginia”.
Flores exhalГі.
“No habГa escuchado que habГa desaparecido”, dijo Spelbren.
“No fue divulgado oficialmente”, dijo Meredith. “Su padre ya fue contactado. Y, por supuesto, piensa que es polГtico, personal o ambos. Sin importar que lo mismo le sucediГі a otra vГctima hace seis meses”.
Meredith sacudiГі la cabeza.
“El Senador se estГЎ apoyando fuertemente en esto”, aГ±adiГі. “Una avalancha de prensa estГЎ a punto de golpearnos. Se asegurarГЎ de que sea asГ, para exigirnos resultados”.
El corazГіn de Bill se hundiГі. Odiaba la sensaciГіn como si esto superaba sus habilidades. Pero asГ exactamente se sentГa ahora.
Un sombrГo silencio cayГі sobre la habitaciГіn.
Finalmente, Bill se aclarГі la garganta.
“Vamos a necesitar ayuda”, dijo.
Meredith se volviГі hacia Г©l, y Bill se encontrГі con su mirada endurecida. De repente, el rostro de Meredith se llenГі de preocupaciГіn y desaprobaciГіn. Claramente sabГa lo que Bill estaba pensando.
“No estГЎ lista”, respondiГі Meredith, sabiendo claramente que Bill querГa traerla de vuelta.
Bill suspirГі.
“Señor”, respondió, “conoce el caso mejor que nadie. Y no hay nadie más inteligente”.
DespuГ©s de otra pausa, Bill dijo lo que realmente estaba pensando.
“No creo que lo podemos hacer sin ella”.
Meredith golpeГі su lГЎpiz contra una libreta de papel unas cuantas veces, claramente deseando estar en cualquier otra parte.
“Es un error”, dijo. “Pero si ella se cae a pedazos, es tu error”. Exhaló de nuevo. “Llámala”.
CapГtulo 3
La adolescente que abriГі la puerta parecГa como si pudiera cerrarla en la cara de Bill. En cambio, se dio la vuelta y se alejГі sin decir una palabra, dejando la puerta abierta.
Bill entrГі.
“Hola, April”, dijo automáticamente.
La hija de Riley, una chica taciturna y desgarbada de catorce aГ±os de edad, con el cabello oscuro y los ojos color avellana de su madre, no respondiГі. Vestida sГіlo con una camiseta demasiado grande, su pelo un desastre, April cruzГі en una esquina y se acostГі en el sofГЎ, muerta ante todo excepto sus auriculares y telГ©fono celular.
Bill estaba parado allГ torpemente, no estaba seguro que hacer. Cuando llamГі a Riley, habГa accedido a su visita, aunque a regaГ±adientes. ВїHabГa cambiado de parecer?
Bill mirГі alrededor mientras caminaba por la casa oscura. CaminГі a travГ©s de la sala de estar y vio que todo estaba limpio y en su lugar, lo que era caracterГstico de Riley. Sin embargo, tambiГ©n notГі que las persianas estaban cerradas y que habГa un poco de polvo en los muebles, lo que no se parecГa a ella en lo absoluto. En una estanterГa, vio una fila de nuevos libros brillantes de suspenso que le habГa comprado durante su permiso, con la esperanza de que la distraerГan de sus problemas. Ninguno parecГa haber sido abierto.
La sensaciГіn de temor de Bill aumentГі. Esta no era la Riley que conocГa. ВїTenГa razГіn Meredith? ВїNecesitaba mГЎs tiempo de permiso? ВїHacГa las cosas mal por buscarla antes de que estuviera preparada?
Bill se preparГі y siguiГі caminando por la casa oscura y, al cruzar en una esquina, encontrГі a Riley, sola en la cocina, sentada en la mesa de formica en su bata y pantuflas, una taza de cafГ© delante de ella. Lo mirГі y vio un destello de vergГјenza, como si habГa olvidado que Г©l iba a venir. Pero lo ocultГі rГЎpidamente con una dГ©bil sonrisa y se puso de pie.
Dio un paso hacia adelante y la abrazГі, y le devolviГі el abrazo dГ©bilmente. En sus pantuflas, ella era un poco mГЎs baja que Г©l. Se habГa puesto flaca, muy flaca, y su preocupaciГіn creciГі.
Se sentГі en la mesa frente a ella y la estudiГі. Su cabello estaba limpio, pero no estaba peinado, y parecГa como si habГa estado usando esas pantuflas por dГas. Su rostro parecГa demacrado, muy pГЎlido, y mucho, mucho mayor desde que la habГa visto por Гєltima vez cinco semanas atrГЎs. ParecГa que la estaba pasando mal. TendrГa que estar pasГЎndolo mal. TratГі de no pensar acerca de lo que el Гєltimo asesino le habГa hecho.
Ella evitГі su mirada, y ambos se quedaron sentados allГ en silencio. Bill habГa estado tan seguro que sabrГa exactamente quГ© decirle para animarla; pero mientras estaba sentado allГ, se sintiГі consumido por su tristeza, y perdiГі todas sus palabras. QuerГa verla con un aspecto mГЎs robusto, como era antes.
RГЎpidamente escondiГі el sobre con los archivos sobre el nuevo caso de asesinato en el piso al lado de su silla. No estaba seguro de que debГa mostrГЎrselos ahora. Г‰l estaba empezando a sentirse mГЎs seguro de que habГa cometido un error al venir aquГ. Definitivamente necesitaba mГЎs tiempo. De hecho, verla asГ como estaba, hizo que se sintiera inseguro por primera vez si su pareja desde hace mucho tiempo volverГa.
“¿CafГ©?”, preguntГі. PodГa sentir su incomodidad.
SacudiГі la cabeza. Se veГa que estaba muy frГЎgil. Cuando la habГa visitado en el hospital y aГєn despuГ©s de que se fuera a casa, se habГa sentido asustado por ella. Se habГa preguntado si se recuperarГa por completo del dolor y el terror que habГa soportado, de lo mГЎs profundo de su oscuridad. Era tan diferente a lo que solГa ser; parecГa invencible con todos los otros casos. Algo sobre este Гєltimo caso, este Гєltimo asesino, fue diferente. Bill podГa entenderlo: el hombre habГa sido el psicГіpata mГЎs retorcido que jamГЎs habГa conocido, y esto ya era decir mucho.
Mientras la estudiaba, se le ocurriГі algo mГЎs. Se veГa realmente de su edad. TenГa cuarenta aГ±os, la misma edad que Г©l, pero cuando estaba trabajando, animada y concentrada, siempre parecГa ser varios aГ±os menor. Se empezaban a notar destellos de gris en su cabello oscuro. Bueno, su pelo tambiГ©n estaba empezando a mostrar canas.
Riley llamó a su hija, “¡April!”
No respondiГі. Riley llamГі su nombre varias veces, mГЎs fuerte cada vez, hasta que finalmente respondiГі.
“¿Qué?” respondió April desde la sala de estar, sonando completamente molesta.
“¿A qué hora es tu clase hoy?”
“Sabes la hora”.
“Sólo dime, ¿está bien?”
“Ocho y media”.
Riley frunciГі el ceГ±o y se veГa molesta tambiГ©n. MirГі a Bill.
“Reprobó Inglés. Falta a muchas clases. Estoy tratando de ayudarla a salir de eso”.
Bill negГі con la cabeza, entendiendo. Ser agente cobraba un precio demasiado alto y sus familias eran las vГctimas mГЎs grandes.
“Lo siento”, dijo.
Riley se encogiГі de hombros.
“Tiene catorce años. Me odia”.
“Eso no es bueno”.
“Odiaba a todo el mundo cuando tenГa catorce aГ±os”, respondiГі. “¿TГє no?”
Bill no respondiГі. Era difГcil imaginar a Riley odiando a todo el mundo.
“Espera a que tus chicos tengan esa edad”, dijo Riley. “¿Cuántos años tienen ahora? Se me olvida”.
“Ocho y diez”, Bill respondió, luego sonrió. “Como van las cosas con Maggie, no sé si aún estaré en sus vidas cuando lleguen a la edad de April”.
Riley inclinГі su cabeza y lo mirГі con preocupaciГіn. ExtraГ±aba esa mirada.
“¿Tan mal entonces?”, dijo.
AlejГі la mirada, no queriendo pensar en eso.
Los dos se quedaron callados por un momento.
“¿Qué es lo que escondes en el piso?” preguntó.
Bill mirГі hacia abajo y luego hacia arriba y sonriГі; incluso en su estado, nunca se perdГa de nada.
“No estoy escondiendo nada”, dijo Bill, recogiendo el sobre y colocГЎndolo sobre la mesa. “Solo algo de lo que me gustarГa hablarte”.
Riley sonriГі. Era obvio que sabГa perfectamente la razГіn por la cual estaba aquГ.
“Muéstrame”, dijo y luego agregó, mirando nerviosamente a April, “Vamos al patio. No quiero que ella lo vea”.
Riley se quitГі sus pantuflas y caminГі por el patio trasero descalza por delante de Bill. Se sentaron en una mesa de picnic de madera desgastada que habГa estado allГ desde mucho antes de que Riley se mudara aquГ, y Bill mirГі alrededor del patio pequeГ±o con su Гєnico ГЎrbol. HabГa bosques en todos los lados. Le hizo olvidar que estaba incluso cerca de una ciudad.
Demasiado aislado, pensГі.
Nunca habГa sentido que este lugar era adecuado para Riley. La pequeГ±a casa de estilo de rancho quedaba a quince millas de la ciudad, estaba deteriorada y era muy comГєn. Quedaba justo al lado de una carretera secundaria, con nada mГЎs que bosques y pastos a la vista. No que jamГЎs habГa pensado que la vida suburbana era adecuada para ella tampoco. Le costaba pensar en ella siendo la anfitriona de fiestas cГіctel.В Al menos podГa manejar a Fredericksburg y tomar el Amtrak a QuГЎntico cuando regresara a trabajar. Cuando aГєn podГa trabajar.
“Muéstrame lo que tienes”, dijo.
SeparГі los informes y las fotografГas en la mesa.
“¿Recuerdas el caso Daggett?” preguntГі. “TenГas razГіn. El asesino no habГa terminado”.
Vio sus ojos abrirse mientras examinaba las fotos. Un largo silencio cayГі mientras estudiaba los archivos intensamente, y se preguntaba si esto podrГa ser lo que necesitaba para volver, o si retrasarГa su progreso.
¿Qué te parece?” preguntó finalmente.
Otro silencio. TodavГa no levantГі la mirada del archivo.
Finalmente levantГі la mirada y, cuando lo hizo, se sorprendiГі al ver lГЎgrimas en sus ojos. Nunca la habГa visto llorar, ni en los peores casos, cerca de un cadГЎver. Definitivamente esta no era la Riley que conocГa. Ese asesino le habГa hecho algo, mГЎs que lo que Г©l sabГa.
AhogГі un sollozo.
“Tengo miedo, Bill”, dijo. “Tengo mucho miedo. Todo el tiempo. De todo”.
Bill sintiГі su corazГіn hundirse al verla asГ. Se preguntГі a dГіnde se habГa ido la Riley de antes, la Гєnica persona en la que siempre podrГa confiar ser mГЎs fuerte que Г©l, la roca a la que siempre podГa acudir cuando tenГa problemas. La echaba de menos.
“Está muerto, Riley”, dijo en el tono más seguro que pudo. “Ya no puede lastimarte”.
NegГі con la cabeza.
“No sabes eso”.
“Sà lo sé”, respondió. “Encontraron su cuerpo después de la explosión”.
“No pudieron identificarlo”, dijo.
“Sabes que era él”.
Su cara se cayГі hacia adelante y la cubriГі con una mano mientras lloraba. TomГі su otra mano.
“Este es un nuevo caso”, dijo. “No tiene nada que ver con lo que te sucedió”.
NegГі con la cabeza.
“No importa”.
Lentamente, mientras lloraba, subiГі la mano y le entregГі el archivo, alejando la mirada.
“Lo siento”, dijo, mirando hacia abajo, sosteniéndolo con una mano temblorosa. “Creo que debes irte”, añadió.
Bill, sorprendido y triste, tomГі nuevamente el archivo. JamГЎs en un millГіn de aГ±os habrГa esperado este resultado.
Bill se quedГі sentado allГ por un momento, luchando contra sus propias lГЎgrimas. Finalmente, le dio unas palmaditas suaves a su mano, se levantГі de la mesa y caminГі por la casa. April todavГa estaba sentada en la sala de estar, sus ojos cerrados, su cabeza moviГ©ndose al ritmo de la mГєsica.
*
Riley se quedГі llorando sola en la mesa de picnic, despuГ©s de que Bill se fuera.
PensГ© que estaba bien, pensГі.
Y realmente querГa estar bien para Bill. Y pensГі que realmente podГa hacerlo. Sentada en la cocina hablando de trivialidades habГa estado bien. Luego habГan salido y cuando vio el archivo, habГa pensado que estarГa bien, tambiГ©n. Mejor que bien, realmente. Estaba siendo atrapada por Г©l. Fue reavivado su deseo de trabajar, querГa volver al campo. Estaba dividiendo todo en compartimientos, por supuesto, pensando en esos asesinatos casi idГ©nticos como un rompecabezas a resolver, casi abstracto, un juego intelectual. Eso tambiГ©n estuvo bien. Su terapeuta le habГa dicho que tendrГa que hacer eso si tenГa la esperanza de volver al trabajo.
Pero luego, por alguna razГіn, el rompecabezas intelectual se convirtiГі en lo que realmente era: una monstruosa tragedia humana en la que dos mujeres inocentes habГan muerto en la agonГa de dolor y terror inconmensurable. Y de repente se preguntГі: ВїFue tan malo para ellas como lo fue para mГ?
Su cuerpo ahora estaba inundado de pГЎnico y miedo. Y de vergГјenza y pena. Bill era su compaГ±ero y su mejor amigo. Ella le debГa tanto. HabГa estado a su lado durante las Гєltimas semanas cuГЎndo nadie mГЎs lo habГa hecho. No podГa haber sobrevivido su tiempo en el hospital sin Г©l. Lo Гєltimo que querГa era que la viera reducida a un estado de indefensiГіn.
OyГі a April gritar desde la puerta trasera.
“Mamá, tenemos que comer ahora o llegaré tarde”.
Sintió ganas de gritar, “¡Prepárate tu propio desayuno!”
Pero no lo hizo. Ya estaba bastante agotada de sus peleas con April. HabГa renunciado a pelear.
Se levantГі de la mesa y caminГі hacia la cocina. JalГі una toalla de papel del rollo y lo utilizГі para limpiar sus lГЎgrimas y sonarse la nariz, y luego se preparГі para cocinar. TratГі de recordar las palabras de su terapeuta: Incluso realizar las tareas rutinarias tomarГЎ un gran esfuerzo consciente, al menos por un tiempo. Tuvo que conformarse con hacer las cosas poco a poco.
Primero era sacar las cosas del refrigerador, el cartГіn de huevos, el tocino, la mantequilla, la mermelada, porque a April le gustaba la mermelada. Y asГ fue hasta que colocaba seis tiras de tocino en un sartГ©n en la cocina, y luego prendiГі la estufa debajo del sartГ©n.
Se tambaleГі hacia atrГЎs al ver las llamas amarillas y azules. CerrГі sus ojos, y todo vino a ella.
Riley estaba en un pequeГ±o sГіtano de poca altura debajo de una casa, en una pequeГ±a jaula improvisada. La antorcha de propano era la Гєnica luz que vio. El resto del tiempo transcurriГі en completa oscuridad. El piso del sГіtano de poca altura era de tierra. Los tablones encima de ella eran tan bajos que apenas podГa agacharse.
La oscuridad era total, incluso cuando Г©l abrГa una pequeГ±a puerta y se deslizaba en el sГіtano de poca altura con ella. No podГa verlo, pero podГa oГr su respiraciГіn y sus gruГ±idos. Г‰l abrГa la jaula y se metГa adentro.
Y entonces encendГa esa antorcha. PodГa ver su rostro cruel y feo por la luz. Se burlaba de ella con un plato de comida miserable. Si trataba de alcanzarlo, le empujaba la llama hacia ella. No podГa comer sin quemarse…
AbriГі los ojos. Las imГЎgenes eran menos intensas con los ojos abiertos, pero no podГa sacudir los recuerdos. ContinuГі haciendo el desayuno como un robot, su cuerpo entero lleno de adrenalina. Apenas estaba poniendo la mesa cuando la voz de su hija gritГі otra vez.
“Mamá, ¿cuánto falta?”
SaltГі, y el plato se resbalГі de su mano y cayГі al suelo, rompiГ©ndose.
“¿Qué pasó?” April gritó, apareciendo a su lado.
“Nada”, dijo Riley.
LimpiГі el desorden, y ella y April se sentaron a comer juntas, la hostilidad silenciosa era palpable, como de costumbre. Riley querГa terminar el ciclo, poder acercarse a April, decirle, April, soy yo, tu mamГЎ, y te amo. Pero lo habГa intentado demasiadas veces, y sГіlo empeorГі las cosas. Su hija la odiaba, y no podГa entender el por quГ©, o cГіmo terminarlo.
“¿Qué vas a hacer hoy?” le preguntó a April.
¿Qué crees?” April dijo con desdén. “Ir a clase”.
“Quiero decir después de eso”, dijo Riley, manteniendo su voz calmada y compasiva. “Soy tu mamá. Quiero saberlo. Es normal”.
“Nada en nuestra vida es normal”.
Comieron en silencio por unos momentos.
“Nunca me dices nada”, dijo Riley.
“Tú tampoco”.
Eso detuvo cualquier esperanza de que conversaran de una vez por todas.
Eso es justo, Riley pensГі amargamente. Es mГЎs cierto de lo que incluso sabГa April. Riley nunca le habГa hablado de su trabajo, de sus casos; nunca le habГa hablado sobre su cautiverio o su tiempo en el hospital, o por quГ© ahora estaba “de vacaciones”. Todo lo que April sabГa fue que tuvo que vivir con su padre durante la mayor parte de ese tiempo, y ella lo odiaba mГЎs que a Riley. Pero aunque tenГa muchas ganas de contГЎrselo, Riley pensaba que era mejor que April no tuviera idea de lo que su madre habГa vivido.
Riley se vistió y llevó a April a la escuela, y no se hablaron en el camino. Cuando April se bajó del carro, le dijo, “Nos vemos a las diez”.
April se despidiГі con la mano mientras se alejaba.
Riley condujo a una cafeterГa cercana. Se habГa convertido en una rutina para ella. Era difГcil para ella pasar tiempo en un lugar pГєblico, y sabГa que era exactamente la razГіn por la cual tenГa que hacerlo. La cafeterГa era pequeГ±a y nunca estaba llena, incluso en las maГ±anas como esta, por lo que no le resultaba amenazadora.
Mientras se sentaba allГ, disfrutando de un cappuccino, recordГі la sГєplica de Bill de nuevo. HabГa pasado seis semanas, maldita sea. Esto tenГa que cambiar. Ella tenГa que cambiar. No sabГa cГіmo iba a hacerlo.
Pero se estaba formando una idea. SabГa exactamente lo que necesitaba hacer primero.
CapГtulo 4
La llama blanca de la antorcha de propano se movГa frente a Riley. TenГa que moverse hacia atrГЎs y hacia adelante para evitar quemarse. El brillo la cegaba a todo lo demГЎs y ni siquiera podГa ver la cara de su captor ahora. Mientras la antorcha se movГa, parecГa dejar rastros persistentes en el aire.
“¡Basta!” gritó. “¡Basta!”
Su voz estaba ronca de tanto gritar. Se preguntaba por quГ© perdГa el tiempo. SabГa que no dejarГa de atormentarla hasta que estuviera muerta.
Luego, levantГі una bocina de aire y la soplГі en su oГdo.
SonГі la bocina de un carro. Riley volviГі de nuevo al presente y vio que la luz en la intersecciГіn se acababa de poner verde. HabГa una fila de conductores detrГЎs de su vehГculo, asГ que pisГі el acelerador.
Riley, palmas sudorosas, alejГі la memoria y se recordГі a sГ misma donde estaba. Iba a visitar a Marie Sayles, la otra superviviente del sadismo atroz de su casi-asesino. Se reprendiГі a sГ misma por permitir que el flashback la abrumara. HabГa logrado mantener su mente enfocada en conducir durante una hora y media ahora, y habГa pensado que lo estaba haciendo bien.
Riley condujo a Georgetown, pasando casas exclusivas victorianas y se estacionГі en la direcciГіn que Marie le habГa dado por telГ©fono, una casa de ladrillos rojos con un hermoso ventanal. Se quedГі sentada en el carro por un momento, debatiendo si debГa bajarse y tratando de reunir el coraje.
Finalmente se bajГі del carro. Mientras subГa los escalones, se alegrГі en ver a Marie esperГЎndola en la puerta. SombrГamente, pero elegantemente vestida, Marie sonriГі lГЎnguidamente. Su rostro parecГa cansado y exhausto. Por los cГrculos bajo sus ojos, Riley estaba bastante segura de que habГa estado llorando. Eso no la sorprendiГі en lo absoluto. Ella y Marie se habГan visto bastante durante sus semanas de videoconferencias, y habГa poco que podГan ocultarse.
Cuando se abrazaron, Riley notГі que Marie no era tan alta y robusta como habГa esperado que fuera. Incluso en tacones, Marie era mГЎs baja que Riley, su cuerpo pequeГ±o y delicado. Eso sorprendiГі a Riley. Ella y Marie habГan hablado mucho, pero esta fue la primera vez que se conocГan en persona. La pequeГ±a figura de Marie la hizo parecer mГЎs valiente por haber sobrevivido.
Riley analizГі todo el entorno mientras caminaban al comedor. El lugar estaba impecablemente limpio y amueblado con buen gusto. Normalmente serГa una casa alegre para una mujer exitosa. Pero Marie tenГa cerradas todas las cortinas y las luces bajas. El ambiente era opresivo. Riley no querГa admitirlo, pero le recordaba a su propia casa.
Marie tenГa un ligero almuerzo preparado en la mesa del comedor, y ella y Riley se sentaron a comer. Se sentaron en un silencio incГіmodo, Riley sudando sin saber la razГіn. Ver a Marie trajo todos los recuerdos de vuelta.
“Bueno… ¿cómo se sintió?” Marie preguntó tentativamente. “¿Salir al mundo?”
Riley sonriГі. Marie sabГa mejor que nadie lo tanto que le costГі el viaje de hoy.
“Bastante bien”, dijo Riley. “En realidad, muy bien. Sólo tuve un mal momento”.
Marie asintiГі, comprendiendo claramente.
“Bueno, lo lograste”, dijo Marie. “Y eso fue valiente”.
Valiente, pensГі Riley. AsГ no es como se hubiese descrito a sГ misma. Una vez, tal vez, cuando era una agente activa. ВїNunca se describirГa a sГ misma de esa manera otra vez?
“¿Y tú?” preguntó Riley. “¿Sales mucho?”
Marie quedГі en silencio.
“No sales de la casa, ¿cierto?” preguntó Riley.
Marie negГі con la cabeza.
Riley se acercГі y sostuvo su muГ±eca en un agarre compasivo.
“Marie, tienes que intentarlo”, instГі. “Si te dejas quedarte atrapada aquГ asГ como ahora, es como si todavГa fueras su prisionera”.
Un sollozo ahogado saliГі de la garganta de Marie.
“Lo siento”, dijo Riley.
“Está bien. Tienes razón”.
Riley observГі a Marie mientras comГan un momento y un largo silencio descendiГі. QuerГa pensar que a Marie le estaba yendo bien, pero tenГa que admitir que se veГa alarmantemente dГ©bil. Le hizo temer por sГ misma, tambiГ©n. ВїTan mal se veГa entonces?
Riley se preguntГі en silencio si era bueno que Marie estuviera viviendo sola. ВїEstarГa mejor con un esposo o un novio? se preguntГі. Entonces se preguntГі lo mismo acerca de sГ misma. Sin embargo, sabГa que probablemente la respuesta para ambas era no. Ninguna de ellas estaba en un buen estado de ГЎnimo emocional para tener una relaciГіn sostenida. SerГa sГіlo una muleta.
“¿Alguna vez te he dado las gracias?” Marie le preguntó después de un tiempo, rompiendo el silencio.
Riley sonriГі. SabГa perfectamente que Marie lo decГa por el hecho de que Riley la habГa rescatado.
“Muchas veces”, dijo Riley. “Y no necesitas hacerlo. Realmente no tienes que hacerlo”.
Marie jugГі con la comida en su plato con un tenedor.
“¿Alguna vez te dije que lo siento?”
Riley estaba sorprendida. “¿Lo siento? ¿Por qué?”
Marie hablГі con dificultad.
“Si no me hubieras sacado de allГ, no te hubiera atrapado”.
Riley apretГі suavemente la mano de Marie.
“Marie, solo estaba cumpliendo con mi trabajo. No puedes sentirte culpable por algo que no fue tu culpa. Ya estás lidiando con mucho”.
Marie asintiГі con la cabeza, reconociendo que tenГa razГіn.
“Levantarme de la cama todos los dГas es un desafГo”, admitiГі. “Supongo que notaste lo oscura que estГЎ la casa. Cualquier luz brillante me recuerda a su antorcha. No puedo ni siquiera ver televisiГіn, ni escuchar mГєsica. Tengo miedo de que alguien pueda cogerme por sorpresa. Cualquier ruido me hace sentir pГЎnico”.
Marie comenzГі a llorar silenciosamente.
“Nunca mirarГ© el mundo de la misma manera. Nunca. Hay mucha maldad. No tenГa ni idea de esto. Las personas son capaces de cosas tan horribles. No sГ© cГіmo confiarГ© en las personas otra vez”.
Mientras Marie lloraba, Riley querГa tranquilizarla, decirle que estaba equivocada. Pero una parte de Riley no estaba tan segura que lo estaba.
Finalmente, Marie la mirГі.
“¿Por qué viniste aquà hoy?” le preguntó sin rodeos.
Riley se sorprendiГі por la franqueza de Marie, y por el hecho de que ella realmente no se conocГa a sГ misma.
“No lo sé”, dijo. “SГіlo querГa visitarte. Ver como estabas”.
“Hay algo más”, dijo Marie, entrecerrando sus ojos con una sensación misteriosa.
QuizГЎs tenГa razГіn, pensГі Riley. Se acordГі de la visita de Bill, y se dio cuenta de que ella, de hecho, habГa venido por el nuevo caso. ВїQuГ© era lo que querГa de Marie? ВїAsesoramiento? ВїPermiso? ВїГЃnimo? ВїConsuelo? Una parte de ella querГa que Marie le dijera que estaba loca, asГ podrГa estar tranquila y olvidarse de Bill. Pero tal vez otra parte de ella querГa que Marie la animara a hacerlo.
Finalmente, Riley suspirГі.
“Hay un nuevo caso”, dijo. “Bueno, no un nuevo caso. Pero un viejo caso que nunca fue resuelto”.
La expresiГіn de Marie se volviГі tensa y seria.
Riley tragГі.
“¿Y has venido a preguntarme si debes hacerlo?” preguntó Marie.
Riley se encogiГі de hombros. Pero tambiГ©n mirГі hacia arriba y buscГі en los ojos de Marie ГЎnimo y consuelo. Y en ese momento se dio cuenta que esa era exactamente la razГіn por la cual habГa venido.
Pero, para su decepciГіn, Marie bajГі los ojos y sacudiГі lentamente la cabeza. Riley siguiГі esperando una respuesta, pero en su lugar hubo un silencio interminable. Riley sintiГі que Marie estaba sintiendo algГєn miedo especial en estos momentos.
En el silencio, Riley mirГі por todo el apartamento, y sus ojos cayeron sobre el telГ©fono fijo de Marie. Se sorprendiГі al ver que estaba desconectado de la pared.
“¿Qué le pasa a tu teléfono?” preguntó Riley.
Marie se veГa muy afectada, y Riley se dio cuenta de que habГa dado en un nervio.
“Me sigue llamando”, dijo Marie, en un susurro casi inaudible.
“¿Quién?”
“Peterson”.
El corazГіn de Riley latiГі con fuerza.
“Peterson está muerto”, respondió Riley, su voz temblorosa. “Incendié el lugar. Encontraron su cuerpo”.
Marie negГі con la cabeza.
“PodrГa haber sido cualquier persona la que encontraron. No era Г©l”.
Riley sintiГі pГЎnico. Sus propios temores volvieron.
“Todo el mundo dice que fue él”, dijo Riley.
“¿Y realmente crees eso?”
Riley no sabГa quГ© decir. Ahora no era el momento de confesar sus propios temores. DespuГ©s de todo, Marie probablemente estaba delirando. Pero, ВїcГіmo podrГa Riley convencerla de algo que ella no creГa completamente?
“Sigue llamando”, dijo Marie otra vez. “Llama, respira y cuelga. SГ© que es Г©l. EstГЎ vivo. TodavГa estГЎ acechГЎndome”.
Riley sintiГі terror.
“Probablemente es sГіlo una persona obscena”, dijo, pretendiendo estar calmada. “Pero puedo hacer que la Oficina lo compruebe. Puedo hacer que envГen un carro de vigilancia si estГЎs asustada. Ellos rastrearГЎn las llamadas”.
“¡No!” Marie dijo bruscamente. “¡No!”
Riley la mirГі, perpleja.
“¿Por qué no?” preguntó.
“No quiero enojarlo”, dijo Marie en un lloriqueo patético.
Riley, abrumada, sintiendo que se acercaba un ataque de pГЎnico, de repente se dio cuenta que habГa sido una terrible idea venir aquГ. En todo caso, se sentГa peor. SabГa que no podrГa sentarse en este comedor opresivo un momento mГЎs.
“Tengo que irme”, dijo Riley. “Lo siento. Mi hija me está esperando”.
Marie agarrГі la muГ±eca de Riley con sorprendente fuerza, cavando sus uГ±as en su piel.
Sostuvo la mirada, sus ojos azules helados tan intensos que aterrorizaban a Riley. Esa mirada inquietante quemГі su alma.
“Toma el caso”, instó Marie.
Riley podrГa ver en sus ojos que Marie estaba confundiendo el nuevo caso con Peterson, volviГ©ndolos uno.
“Encuentra a ese hijo de puta”, aГ±adiГі. “Y mГЎtalo por mГ”.
CapГtulo 5
El hombre mantuvo una distancia corta pero discreta de la mujer, mirГЎndola sГіlo fugazmente. ColocГі algunos artГculos en su cesta para que pareciera otro comprador mГЎs. Se felicitГі a sГ mismo por lo discreto que podГa ser. Nadie adivinarГa su verdadero poder.
Pero claro, nunca habГa sido el tipo de hombre que atraГa mucha atenciГіn. De niГ±o, se sintiГі prГЎcticamente invisible. Ahora, por fin, podГa convertir su inocuidad en su ventaja.
Justo hace un momento, habГa estado justo a su lado, a unos pies de distancia. Enfocada en elegir su champГє, no lo notГі en lo absoluto.
Г‰l sabГa mucho sobre ella, sin embargo. SabГa que su nombre era Cindy; que su esposo era propietario de una galerГa de arte; que trabajaba en una clГnica mГ©dica gratuita. Hoy era uno de sus dГas libres. Ahora estaba en su celular hablando con alguien, su hermana, al parecer. Se reГa de algo que la otra persona le estaba diciendo. Estaba lleno de ira, preguntГЎndose si estaban riГ©ndose de Г©l, asГ como todas las chicas solГan hacerlo. Su furia aumentГі.
Cindy vestГa pantalones cortos, una camiseta sin mangas y zapatos para correr. La habГa visto desde su carro, corriendo, y esperГі hasta que terminara de correr y entrara en la tienda de comestibles. ConocГa su rutina en un dГa no laborable como este. LlevarГa las cosas a su casa y las guardarГa, tomarГa una ducha, y luego irГa a reunirse con su marido para almorzar.
Su buena figura se debГa a mucho ejercicio fГsico. No tenГa mГЎs de treinta aГ±os, pero la piel alrededor de sus muslos ya no estaba tensa. Probablemente perdiГі mucho peso en un momento u otro, tal vez recientemente. Sin duda se sentГa orgullosa de eso.
De repente, la mujer se dirigiГі a la caja registradora mГЎs cercana. Esto lo sorprendiГі. HabГa terminado las compras antes de lo habitual. CorriГі para ponerse en la fila detrГЎs de ella, casi empujando a otro cliente para hacerlo. Se reprendiГі a sГ mismo en silencio por eso.
Mientras el cajero pasaba los artГculos de la mujer, avanzГі y se colocГі muy cerca de ella, lo suficientemente cerca para oler su cuerpo, ahora sudoroso y picante despuГ©s de correr. Era un olor que esperaba oler mucho, mucho mГЎs muy pronto. Pero el olor estarГa mezclado con otro olor, uno que le fascinaba por su extraГ±eza y misterio.
El olor del dolor y terror.
Por un momento, el acechador se sentГa eufГіrico, incluso agradablemente mareado, con gran impaciencia.
DespuГ©s de pagar su comida, empujГі su carrito hacia fuera a travГ©s de las puertas automГЎticas de cristal y al estacionamiento.
No sentГa prisa ahora de pagar sus propios artГculos. Г‰l no tenГa que seguirla a casa. Ya habГa estado ahГ, habГa incluso estado dentro de su casa. Incluso habГa tocado su ropa. RetomarГa su vigilia cuando estuviera libre del trabajo.
Falta poco, pensГі. Muy poco.
*
DespuГ©s de que Cindy MacKinnon se metiГі en su carro, se quedГі sentada allГ por un momento, sintiГ©ndose sobresaltada sin saber el por quГ©. RecordГі la extraГ±a sensaciГіn que habГa tenido en el supermercado. Fue una sensaciГіn extraГ±a e irracional de que alguien la estaba mirando. Pero era mГЎs que eso. SГіlo le tomГі unos instantes descifrar que era.
Finalmente, comprendiГі de era una sensaciГіn de que alguien habГa querido hacerle daГ±o.
TemblГі. Durante los Гєltimos dГas, esa sensaciГіn habГa estado yendo y viniendo. Se reprendiГі a sГ misma, segura de que no tenГa razГіn.
NegГі con la cabeza, eliminando los vestigios de esa sensaciГіn. Al encender su carro, se obligГі a pensar en algo mГЎs, y sonriГі por la conversaciГіn de telГ©fono celular que tuvo con su hermana, Becky. Esta tarde, Cindy le ayudarГa con la fiesta de cumpleaГ±os grande de su hija de tres aГ±os de edad, con todo incluyendo pastel y globos.
SerГa un dГa hermoso, pensГі.
CapГtulo 6
Riley estaba sentada en la camioneta al lado de Bill mientras cambiaba la velocidad, empujando el vehГculo con tracciГіn en las cuatro ruedas de la Oficina mГЎs arriba en las colinas, y limpiГі sus palmas en sus pantalones. No sabГa por quГ© estaba sudando, y no sabГa cГіmo sentirse por estar aquГ. DespuГ©s de seis semanas fuera del trabajo, se sentГa ajena a lo que su cuerpo le estaba diciendo. Estar de vuelta era surrealista.
Riley estaba perturbada por la incГіmoda tensiГіn. Ella y Bill apenas habГan hablado durante su hora de viaje. Su vieja camaraderГa, su alegrГa, su extraГ±a relaciГіn—nada de eso estaba allГ ahora. Riley se sentГa bastante segura de que sabГa la razГіn por la cual Bill estaba tan distante. No era por mala educaciГіn—era de preocupaciГіn. TambiГ©n parecГa tener dudas sobre si ella debГa estar de vuelta en el trabajo.
Condujeron hacia el Parque Estatal Mosby, donde Bill le habГa dicho que habГa visto a la vГctima del asesinato mГЎs reciente. Mientras andaban, Riley absorbiГі la geografГa a su alrededor y, poco a poco, volviГі su viejo sentido de profesionalismo. SabГa que tenГa que recuperarse.
Encuentra a ese hijo de puta y mГЎtalo por mГ.
Las palabras de Marie la torturaron, la impulsaron a seguir e hizo que su decisiГіn fuera fГЎcil.
Pero nada parecГa tan sencillo ahora. Por un lado, no podГa evitar preocuparse por April. Enviarla a casa de su padre no era lo ideal. Pero hoy era sГЎbado y Riley no quiso esperar hasta el lunes para ver la escena del crimen.
El profundo silencio empezГі a incrementar su ansiedad, y sintiГі desesperadamente la necesidad de hablar. Hurgando en su cerebro para encontrar algo que decir, finalmente, dijo:
“¿Asà que vas a decirme lo que está sucediendo entre Maggie y tú?”
Bill se volviГі hacia ella, una mirada sorprendida en su rostro, y no podГa decir si era debido a que rompiГі el silencio, o por su pregunta contundente. Fuera lo que fuera, lamentГі inmediatamente haberlo preguntado. Muchas personas decГan que su franqueza podГa ser desagradable. Nunca querГa ser contundente, sГіlo que no tenГa tiempo que perder.
Bill exhalГі.
“Piensa que estoy teniendo una aventura”.
Riley sintiГі una sacudida de sorpresa.
“¿Qué?”
“Con mi trabajo”, dijo Bill riendo con un poco de amargura. “Piensa que estoy teniendo una aventura con mi trabajo. Piensa que amo todo esto más que a ella. Sigo diciéndole que es tonto. De todos modos, no puedo terminarlo exactamente, no puedo dejar de trabajar”.
Riley negГі con la cabeza.
“Suena igual a Ryan. Se ponГa muy celoso cuando todavГa estГЎbamos juntos”.
No le contГі toda la verdad. Su ex marido no habГa estado celoso del trabajo de Riley. HabГa estado celoso de Bill. A menudo se preguntaba si Ryan podrГa haber tenido alguna razГіn para ello. A pesar de la incomodidad de hoy, se sentГa demasiado bien estar cerca de Bill. ВїEra esa sensaciГіn exclusivamente profesional?
“Espero que no sea un viaje perdido”, dijo Bill. “La escena del crimen fue limpiada, sabes”.
“Lo sГ©. SГіlo quiero ver el sitio. Las fotos e informes no son suficientes para mГ”.
Riley estaba empezando a sentirse un poco mareado ahora. Estaba bastante segura que era la altitud mientras seguГan subiendo. La anticipaciГіn tambiГ©n tenГa que ver. Sus palmas todavГa estaban sudando.
“¿Cuánto falta?” preguntó, mientras observaba el bosque volverse más grueso, el terreno más remoto.
“No mucho”.
Unos minutos mГЎs tarde, Bill cruzГі en la carretera. El vehГculo deambulГі bruscamente a lo largo de la misma, luego pararon alrededor de un cuarto de milla en los densos bosques.
ApagГі el vehГculo, luego se volviГі hacia Riley y la mirГі con preocupaciГіn.
“¿Segura que quieres hacer esto?” preguntó.
SabГa exactamente lo que lo preocupaba. Estaba asustado a que volviera a su cautiverio traumГЎtico. Sin importar que se trataba de un caso y un asesino totalmente diferente.
Ella asintiГі.
“Estoy segura”, dijo, no del todo convencida de que estaba diciendo la verdad.
Se saliГі del coche y siguiГі a Bill fuera de la carretera a un sendero estrecho por el bosque. OГa el gorgoteo de un arroyo cercano. A medida que la vegetaciГіn se volvГa mГЎs gruesa, tuvo que empujarse por ramas bajas y pequeГ±os erizos pegajosos empezaron a agruparse en sus pantalones. Le molestaba la idea de tener que quitГЎrselos luego.
Por fin ella y Bill llegaron a la orilla del arroyo. Riley inmediatamente fue impresionada por lo encantador que era el lugar. La luz del sol por la tarde entraba por las hojas, dГЎndole al arroyo luz caleidoscГіpica. El constante borboteo del arroyo era relajante. Era extraГ±o pensar que esto era una escena de crimen espantosa.
“Fue encontrada aquГ”, dijo Bill, llevГЎndola a una roca amplia y nivelada.
Cuando llegaron allГ, Riley se detuvo, mirГі a su alrededor y respirГі profundamente. SГ, venir aquГ habГa sido lo correcto. Estaba empezando a sentirlo.
“¿Las fotos?” preguntó Riley.
Se agachГі al lado de Bill en la roca, y comenzaron a hojear una carpeta llena de fotografГas tomadas poco despuГ©s de que habГa sido encontrado el cuerpo de Reba Frye. Otra carpeta estaba llena de informes y fotos del asesinato que ella y Bill habГan investigado hace seis meses—el que no pudieron resolver.
Esas fotos trajeron recuerdos vivientes del primer asesinato. La transportГі a esa zona de granjas cerca de Daggett. Recordaba cГіmo Rogers habГa sido colocada de manera similar contra un ГЎrbol.
“Muy parecido a nuestro caso anterior”, Riley observó. “Ambas mujeres en sus treinta años, ambas con niños pequeños. Parece ser parte de su MO. Le gustan las madres. Necesitamos consultar los grupos de padres, saber si hubo alguna conexión entre las dos mujeres, o entre sus hijos”.
“Haré que alguien se encargue de eso”, dijo Bill. Estaba tomando notas.
Riley continuГі estudiando los informes y las fotos, comparГЎndolas con la escena real.
“El mismo método de estrangulamiento, con una cinta rosada”, señaló. “Otra peluca y el mismo tipo de rosa artificial delante del cuerpo.
Riley sostuvo dos fotografГas lado a lado.
“Ojos cosidos para mantenerlos abiertos, tambiГ©n”, ella dijo. “Si recuerdo bien, los tГ©cnicos descubrieron que los ojos de Rogers habГan sido cosidos post mГіrtem. ВїFue igual con Frye?”
“Si. Supongo que querГa que las observara incluso despuГ©s de que estuvieran muertas”.
Riley sintiГі un cosquilleo repentino por su columna vertebral. Casi habГa olvidado esa sensaciГіn. La sentГa cada vez que algo sobre un caso tenГa sentido. No sabГa si sentirse animada o aterrorizada.
“No”, dijo. “Eso no es. No le importaba si las mujeres lo vieran o no”.
“Entonces, ¿por qué lo hizo?”
Riley no respondiГі. Ideas comenzaban a entrar en su cerebro. Estaba entusiasmada. Pero no estaba lista para ponerlo en palabras, ni siquiera a ella misma.
ColocГі pares de fotografГas en la roca, seГ±alГЎndole detalles a Bill.
“No son exactamente iguales”, dijo. “El cuerpo no fue tan cuidadosamente escenificado en Daggett. HabГa intentado mover ese cadГЎver cuando ya estaba rГgido. Mi conjetura es que esta vez la trajo aquГ antes de que comenzara el rigor mortis. De lo contrario no pudiera haberla acomodado tan…”
SuprimiГі el deseo de terminar la frase con “bien”. Entonces se dio cuenta de que esa era exactamente la clase de palabra que habrГa utilizado cuando estaba en el trabajo antes de su captura y tortura. SГ, estaba volviendo a ser ella, y sintiГі la misma vieja obsesiГіn creciendo dentro de ella. Muy pronto no habrГa vuelta atrГЎs.
ВїPero eso era algo bueno o algo malo?
“¿Y qué le pasan a los ojos de Frye?” preguntó, señalando una foto. “Ese azul no parece real”.
“Lentes de contacto”, respondió Bill.
El cosquilleo en la columna de Riley se volviГі mГЎs fuerte. El cadГЎver de Eileen Rogers no habГa tenido lentes de contacto. Era una diferencia importante.
“¿Y el brillo de su piel?” preguntó.
“Vaselina”, dijo Bill.
Otra diferencia importante. SentГa sus ideas acomodГЎndose en un gran rompecabezas.
“¿Qué descubrieron los forenses sobre la peluca?” le preguntó a Bill.
“Nada todavГa, salvo que fue reconstruida con pedazos de pelucas baratas”.
La emociГіn de Riley aumentГі. Para el Гєltimo asesinato, el asesino habГa usado una peluca sencilla y entera, no algo que reconstruyГі con pedazos. Como la rosa, que habГa sido tan barata que los forenses no pudieron rastrearla. Riley sintiГі que el rompecabezas se estaba armando—no todo el rompecabezas, pero una gran parte de Г©l.
“¿Qué piensan hacer los forenses sobre esta peluca?” preguntó.
“Lo mismo que la última vez—realizar una búsqueda de sus fibras, tratar de rastrearla en tiendas de pelo postizo”.
Sorprendida por la certeza en su propia voz, Riley dijo: “Están perdiendo su tiempo”.
Bill la mirГі, claramente lo tomГі por sorpresa.
“¿Por qué?”
SentГa una impaciencia familiar con Bill, la se sentГa cuando se encontraba unos pasos mГЎs adelantes de Г©l.
“Mira la imagen que estГЎ tratando de mostrarnos. Lentes de contacto azules para hacer que los ojos no parezcan reales. PГЎrpados cosidos para que los ojos permanezcan abiertos. El cuerpo sentado, piernas abiertas de forma peculiar. Vaselina para que la piel parezca de plГЎstico. Una peluca reconstruida de pedazos de pelucas pequeГ±as; no pelucas humanas, pelucas de muГ±ecas. QuerГa que ambas vГctimas parecieran muГ±ecas, como muГ±ecas desnudas en exhibiciГіn”.
“Dios”, dijo Bill, tomando notas febrilmente. “¿Por qué no vimos esto la vez pasada en Daggett?”
La respuesta le parecГa tan obvia a Riley que sofocГі un gemido impaciente.
“No era lo suficientemente bueno en ello todavГa”, dijo ella. “TodavГa estaba averiguando cГіmo enviar el mensaje. EstГЎ aprendiendo poco a poco”.
Bill levantГі la mirada de su bloc de notas y sacudiГі la cabeza con admiraciГіn.
“Maldita sea, te he extrañado”.
Aunque apreciaba el piropo, Riley sabГa que venГa una realizaciГіn aГєn mГЎs grande. Y por sus aГ±os de experiencia, sabГa que no podГa forzarla. Simplemente tenГa que relajarme y dejar que llegara espontГЎneamente. Se agachГі en la roca silenciosamente, esperando que pasara. Mientras esperaba, trataba de quitarse los erizos de sus pantalones.
QuГ© maldita molestia, pensГі.
De repente sus ojos reposaron sobre la superficie de piedra bajo sus pies. Otros erizos pequeГ±os, algunos de ellos enteros, otros rotos en fragmentos, yacГan en medio de los erizos que se estaba quitando ahora.
“Bill”, dijo, su voz temblorosa con emoción, “¿estos erizos estaban aquà cuando encontraron el cadáver?”
Bill se encogió de hombros. “No lo sé”.
Sus manos temblando y sudando mГЎs que nunca, agarrГі un montГіn de fotos y hurgГі a travГ©s de ellas hasta que encontrГі una vista frontal del cadГЎver. AllГ, entre sus piernas extendidas, cerca de la rosa, estaba un grupo de pequeГ±as manchas. Eran los erizos, los erizos que acababa de encontrar. Pero nadie habГa pensado que eran importantes. Nadie habГa tomado la molestia de tomar una foto mГЎs nГtida y mГЎs de cerca de ellos. Y nadie se habГa molestado en barrerlos cuando se limpiГі la escena del crimen.
Riley cerrГі los ojos, imaginГЎndose todo. Se sintiГі mareada. Era una sensaciГіn que conocГa muy bien—una sensaciГіn de caer en un abismo, en un terrible vacГo, en la mente malvada del asesino. Estaba caminando en sus zapatos, en su experiencia. Era un lugar peligroso y aterrador. Pero era en donde pertenecГa, por lo menos ahora. Lo aceptГі completamente.
SentГa la confianza del asesino mientras arrastraba el cuerpo por el camino al arroyo, perfectamente segura de que no iban a atraparlo, no tenГa prisa en lo absoluto. PodrГa haber estado tarareando o silbando. SintiГі su paciencia, su arte y habilidad, mientras exhibГa el cadГЎver en la roca.
Y pudo ver el espeluznante cuadro a travГ©s de sus ojos. SentГa su profunda satisfacciГіn por un trabajo bien hecho, el mismo cГЎlido sentimiento de satisfacciГіn que siempre sentГa cuando habГa resuelto un caso. Se habГa agachado sobre esta roca, haciendo una pausa por un momento, o durante el tiempo que quiso, admirando su propia obra.
Y mientras lo hizo, se habГa arrancado los erizos de los pantalones. Se tomГі su tiempo. Г‰l no se molestГі en esperar hasta que se pudo ir libre y limpio. Y casi podГa oГrle diciendo en voz alta sus palabras exactas.
“Qué maldita molestia”.
SГ, incluso se habГa tomado el tiempo para arrancarse los erizos.
Riley abriГі la boca y sus ojos se abrieron. Jugando con el erizo en su mano, observГі lo pegajoso que era, y que sus espinas estaban lo suficientemente afilado para sacarle sangre.
“Reunir esos erizos”, ordenГі. “PodrГamos obtener un poco de ADN”.
Los ojos de Bill se ensancharon y extrajo inmediatamente una bolsa plГЎstica y pinzas. Mientras trabajaba, su mente seguГa andando.
“Hemos estado equivocados todo este tiempo”, dijo. “Este no es su segundo asesinato. Es su tercero”.
Bill se detuvo y mirГі hacia arriba, claramente aturdido.
“¿Cómo lo sabes?” preguntó Bill.
El cuerpo entero de Riley se tensГі mientras intentГі controlar sus temblores.
“Ya se ha vuelto demasiado bueno. Su aprendizaje terminó. Es un profesional ahora. Y apenas está empezando. Él ama su trabajo. No, esta es su tercera vez, por lo menos”.
La garganta de Riley se apretГі y tragГі duro.
“Y el próximo será muy pronto”.
CapГtulo 7
Bill se encontrГі en un mar de ojos azules, ninguno de ellos reales. Generalmente no tenГa pesadillas sobre sus casos, y no estaba teniendo una ahora—pero seguro que se sentГa como una. AquГ en medio de la tienda de muГ±ecas, pequeГ±os ojos azules simplemente estaban por todas partes, todos ellos completamente abiertos y brillantes y alertas.
Los labios color rubГ de las muГ±ecas, la mayorГa de ellos sonriendo, tambiГ©n eran inquietantes. TambiГ©n era el cuidadosamente peinado pelo artificial, tan rГgido e inmГіvil. Absorbiendo todos estos detalles, Bill se preguntaba ahora cГіmo pudo haber pasado por alto la intenciГіn del asesino, hacer que sus vГctimas parecieran muГ±ecas. Riley fue la que hizo esa conexiГіn.
Gracias a Dios que estГЎ de vuelta, pensГі.
Aun asГ, Bill no podГa evitar preocuparse por ella. HabГa estado deslumbrado por su brillante trabajo en el Parque Mosby. Pero despuГ©s, en camino a su casa, parecГa agotada y desmoralizada. Apenas habГa dicho una palabra en todo el camino. QuizГЎs habГa sido demasiado para ella.
Sin embargo, Bill deseaba que Riley estuviera aquГ ahora mismo. Ella habГa decidido que serГa mejor para ellos dividirse, cubrir mГЎs terreno mГЎs rГЎpidamente. Le parecГa que tenГa razГіn. Le habГa pedido que cubriera las tiendas de muГ±ecas en la zona, mientras que ella volverГa a la escena del crimen que habГa cubierto hace seis meses.
Bill mirГі a su alrededor y, sintiГ©ndose abrumado, se preguntГі quГ© pensarГa Riley sobre esta tienda. Fue la mГЎs elegante de las que habГa visitado hoy. AquГ en el borde de CircunvalaciГіn Capital, la tienda probablemente tenГa un montГіn de compradores con clase de los ricos condados de Virginia del norte.
CaminГі por la tienda y explorГі. Una pequeГ±a muГ±eca llamГі su atenciГіn. Con su sonrisa ligeramente curvada y piel pГЎlida, la recordaba especialmente de su Гєltima vГctima. Aunque estaba completamente vestida con un vestido rosado con un montГіn de encaje en el cuello, puГ±os y dobladillo, tambiГ©n estaba sentada en una posiciГіn inquietantemente similar.
De repente, Bill escuchГі una voz a su derecha.
“Creo que está buscando en la sección equivocada”.
Bill se volviГі y se encontrГі de frente a una mujer poco robusta con una cГЎlida sonrisa. Algo sobre ella le dijo inmediatamente que estaba a cargo aquГ.
“¿Por qué dice eso?” preguntó Bill.
La mujer se echГі a reГr.
“Porque no tiene hijas. Puedo notar cuando un hombre no tiene hijas. No me pregunte cómo, es sólo una especie de instinto, supongo”.
Bill se sorprendiГі por su perspicacia y estaba profundamente impresionado.
Le ofreciГі a Bill su mano.
“Ruth Behnke”, dijo.
Bill negГі con la cabeza.
“Bill Jeffreys. Por lo visto es la dueña de esta tienda”.
Se echГі a reГr de nuevo.
“Veo que también tiene algún tipo de instinto”, dijo. “Mucho gusto. Pero tiene hijos varones, ¿cierto? Tres, supongo”.
Bill sonriГі. Sus instintos eran bastante agudos. Bill pensГі que ella y Riley se llevarГan bien.
“Dos”, respondió. “Pero casi acierta”.
Se rio entre dientes.
“¿Cuántos años tienen?” preguntó.
“Ocho y diez”.
MirГі el espacio.
“No creo que tengo mucho para ellos aquГ. Ah, en realidad, tengo unos cuantos soldados de juguete pintorescos en el siguiente pasillo. Pero esa no es la clase de cosas que les gustan a los chicos ahora, Вїno? Puros videojuegos. Y violentos, de paso”.
“Me temo que sГ”.
Ella entrecerrГі los ojos.
“No estás aquà para comprar una muñeca, ¿cierto?” preguntó.
Bill sonriГі y negГі con la cabeza.
“Sà que sabe”, contestó.
“Eres un policГa, Вїtal vez?” preguntГі.
Bill se rio silenciosamente y sacГі su placa.
“No del todo, pero una buena suposición”.
“¡Ay, Dios!” dijo con preocupación. “¿Qué quiere el FBI con mi pequeña tienda? ¿Estoy en algún tipo de lista?”
“De una manera”, dijo Bill. “Pero no tiene nada de qué preocuparse. Su tienda salió en nuestra búsqueda de tiendas en esta zona que venden muñecas antiguas y coleccionables”.
De hecho, Bill no sabГa exactamente lo que estaba buscando. Riley habГa sugerido que le echara un vistazo a un puГ±ado de estos sitios, suponiendo que el asesino podrГa haber frecuentado en ellos— o al menos visitado uno en alguna ocasiГіn. No sabГa lo que ella esperaba. ВїEsperaba que el asesino estuviera aquГ? ВїO que uno de los empleados hubiera conocido al asesino?
Era dudoso que lo habГan hecho. Aunque lo hubieran hecho, era dudoso que lo hubieran reconocido como un asesino. Probablemente todos los hombres que entraban aquГ, si los habГa, eran escalofriantes.
Es mГЎs probable que Riley estaba buscГЎndolo para obtener mГЎs ideas sobre cГіmo era la mente del asesino, su forma de ver el mundo. Si era asГ, Bill suponГa que se decepcionarГa. Г‰l simplemente no tenГa su mente, ni el talento para caminar fГЎcilmente en la mente de los asesinos.
Le pareciГі como si realmente estaba pescando. HabГa docenas de tiendas de muГ±ecas en el radio en el que habГan estado buscando. Mejor dejar que los forenses sigan localizando a los fabricantes de muГ±ecas, pensГі. Sin embargo, hasta el momento, no habГan descubierto nada.
“PreguntarГa quГ© tipo de caso es este”, dijo Ruth, “pero probablemente no deberГa”.
“No”, dijo Bill, “probablemente no deberГa”.
No que el caso era un secreto, no despuГ©s que la gente del Senador Newbrough emitiera una nota de prensa sobre Г©l. Los medios de comunicaciГіn ahora estaban saturados de noticias. Como de costumbre, la Oficina estaba recibiendo un montГіn de pistas errГіneas por telГ©fono y habГa muchas teorГas extraГ±as en internet. Todo esto se habГa convertido en un dolor de cabeza.
Pero, Вїpor quГ© hablarle a la mujer de eso? ParecГa tan agradable, su tienda tan sana e inocente, que Bill no querГa molestarla con algo tan triste y chocante como un asesino en serie obsesionado con muГ±ecas.
Aun asГ, habГa una cosa que querГa saber.
“DГgame algo”, dijo Bill. “¿CuГЎntas ventas hace a adultos, me refiero a adultos sin niГ±os?”
“Ah, esa es la mayor parte de mis ventas, en gran medida. A los coleccionistas”.
Bill estaba intrigado. No se hubiera imaginado eso.
“¿Por qué cree que es as�” preguntó.
La mujer sonriГі con una sonrisa extraГ±a y distante y hablГі en un tono suave.
“Porque las personas mueren, Bill Jeffreys”.
Ahora Bill estaba realmente asustado.
“¿Cómo?”, dijo.
“A medida que envejecemos, perdemos gente. Nuestros amigos y seres queridos mueren. Hacemos el luto. Las muñecas detienen el tiempo para nosotros. Nos hacen olvidar nuestro dolor. Nos dan consuelo. Mire a su alrededor. Tengo muñecas con más de un siglo de antigüedad, y algunas que son casi nuevas. Con algunas, por lo menos, probablemente no puede notar la diferencia. Son eternas”.
Bill mirГі a su alrededor, sintiГ©ndose intimidado por todos los ojos mirГЎndolo fijamente de vuelta, preguntГЎndose cuГЎntas personas han muerto antes de estas muГ±ecas. Se preguntaba lo que habГan visto; amor, ira, odio, tristeza, violencia. Y todavГa tenГan esa mirada y esa expresiГіn vacГa. No tenГan sentido para Г©l.
La gente deberГa envejecer, pensГі. DeberГan volverse viejos y grises, como Г©l, dado toda la oscuridad y el terror que habГa en el mundo. Teniendo en cuenta todo lo que habГa visto, serГa un pecado siВ todavГa se viera igual, pensГі. Las escenas de crimen se habГan asentado en Г©l como un ser viviente, le habГa hecho no querer permanecer joven.
“Pero tampoco están vivas”, Bill dijo finalmente.
Su sonrisa se volviГі agridulce, casi con lГЎstima.
“¿Es realmente verdad eso, Bill? La mayorГa de mis clientes no lo creen. Tampoco pienso que lo creo”.
CayГі un silencio extraГ±o. La mujer lo rompiГі con una sonrisa. Le ofreciГі a Bill un pequeГ±o folleto colorido con imГЎgenes de muГ±ecas por todas partes.
“Sucede que me dirijo a una próxima Convención en D.C. Quizás quiera ir, también”. Tal vez le dará algunas ideas de lo que sea que está buscando”.
Bill le agradeciГі y saliГі de la tienda, agradecido por el dato acerca de la convenciГіn. Esperaba que Riley fuera con Г©l. Bill recordГі que debГa entrevistar al Senador Newbrough y a su esposa esta tarde. Era una cita importante, no sГіlo porque el Senador podrГa tener buena informaciГіn, pero por razones diplomГЎticas. Newbrough realmente estaba dificultГЎndole las cosas al FBI. Riley era la agente indicada para convencerlo de que estaban haciendo todo lo posible.
ВїPero realmente irГa? Bill se preguntГі.
ParecГa realmente extraГ±o que Г©l no podГa estar seguro. Hasta hace seis meses, Riley era lo Гєnico confiable en su vida. Siempre le habГa confiado con su vida. Pero su angustia evidente lo preocupaba.
Y aГєn mГЎs, la echaba de menos. Intimidado como se sentГa a veces por su mente caprichosa, la necesitaba en un trabajo como este. Durante las Гєltimas seis semanas, tambiГ©n se dio cuenta de que necesitaba su amistad.
ВїO era mГЎs que eso?
CapГtulo 8
Riley condujo por la autopista de dos carriles, tomГЎndose su bebida energГ©tica. Era una maГ±ana soleada y cГЎlida, las ventanas del carro estaban abajo, y el cГЎlido olor del heno reciГ©n embalado llenaba el aire. Los pastos circundantes de modesto tamaГ±o estaban salpicados de ganado y se veГan montaГ±as en ambos lados del valle. Le gustaba aquГ.
Pero se recordГі a si misma que no habГa venido aquГ para sentirse bien. TenГa un trabajo duro por hacer.
Riley cruzГі en un camino de grava, y despuГ©s de un minuto o dos, llegГі a una encrucijada. CruzГі al Parque Nacional, condujo una corta distancia y detuvo su carro en el pendiente de la carretera.
Se bajГі y caminГі a travГ©s de un ГЎrea abierta a un roble alto y robusto que estaba ubicado en la esquina noreste.
Este era el sitio. AllГ fue hallado el cuerpo de Eileen Rogers, posado torpemente contra este ГЎrbol. Ella y Bill habГan estado aquГ juntos hace seis meses. Riley comenzГі a recrear la escena en su mente.
La diferencia mГЎs grande fue el tiempo. Era diciembre y habГa un frГo terrible. Un delgado manto de nieve cubrГa el suelo.
Regresa, se dijo a sГ misma. Regresa y siГ©ntelo.
RespirГі profundamente, dentro y fuera, hasta que se imaginГі que podГa sentir un frГo abrasador pasando por su trГЎquea. Casi podГa ver las espesas nubes de hielo formГЎndose con cada respiraciГіn.
El cadГЎver desnudo habГa estado completamente congelado. No era fГЎcil decir cuГЎl de las muchas lesiones corporales eran heridas de cuchillo, y cuГЎles eran grietas y fisuras causadas por el frГo.
Riley convocГі nuevamente la escena, hasta el Гєltimo detalle. La peluca. La sonrisa pintada. Los ojos cosidos para que se mantuvieran abiertos. La rosa artificial en la nieve entre las piernas abiertas del cadГЎver.
La imagen en su mente ahora estaba lo suficientemente viva. Ahora tenГa que hacer lo que habГa hecho ayer, tener una idea de la experiencia del asesino.
Una vez mГЎs, cerrГі los ojos, se relajГі y bajГі al abismo. Le dio la bienvenida a esa sensaciГіn de mareo y vГ©rtigo mientras se deslizaba en la mente del asesino. Muy pronto, ella estaba con Г©l, dentro de Г©l, viendo exactamente lo que veГa, sintiendo lo que sentГa.
ConducГa hacia aquГ por la noche, cualquier cosa menos seguro. Observaba la carretera ansiosamente, preocupado por el hielo bajo sus ruedas. ВїY si perdГa el control y caГa en una zanja? Y tenГa un cadГЎver en el carro. Lo atraparГan de una vez. TenГa que conducir con cuidado. Esperaba que su segundo asesinato fuera mГЎs fГЎcil que el primero, pero todavГa estaba muy nervioso.
Detuvo el vehГculo aquГ. BajГі el cuerpo de la mujer, ya desnudo. Pero ya estaba atiesado por rigor mortis. Г‰l no habГa contado con eso. Lo frustrГі, sacudiГі su confianza. Para empeorar las cosas, no podГa ver lo que estaba haciendo tan bien, ni siquiera con los faros delanteros que dirigiГі al ГЎrbol. La noche estaba demasiado oscura. Hizo una nota mental para hacerlo durante el dГa la prГіxima vez si era posible.
ArrastrГі el cuerpo al ГЎrbol y tratГі de ponerla en la pose que se habГa imaginado. No le fue tan bien. La cabeza de la mujer estaba inclinada a la izquierda, congelada allГ por rigor mortis. La jalГі y la torciГі. Incluso despuГ©s de romper su cuello, todavГa no podГa ponerla para que mirara hacia adelante.
ВїY cГіmo harГa para abrir sus piernas correctamente? Una de las piernas estaba muy torcida. No tuvo mГЎs remedio que sacar la barreta de la maleta y romper el muslo y la rГіtula. Luego torciГі la pierna lo mГЎs que pudo, pero no quedГі como Г©l quiso.
Por Гєltimo, dejГі debidamente la cinta alrededor de su cuello, la peluca en su cabeza y la rosa en la nieve. Luego se metiГі en su carro y se fue manejando. Estaba decepcionado y desanimado. TambiГ©n estaba asustado. En toda su torpeza, ВїhabГa dejado alguna pista fatal? RepitiГі obsesivamente todas sus acciones en su mente, pero no podГa estar seguro.
SabГa que tenГa que hacerlo mejor la prГіxima vez. Se prometiГі a sГ mismo que lo harГa mejor.
Riley abriГі los ojos. DejГі que la presencia del asesino se alejara. Ahora estaba satisfecha consigo misma. No se dejГі conmover, ni abrumar. Y habГa conseguido cierta perspectiva valiosa. HabГa conseguido una sensaciГіn de cГіmo el asesino estaba aprendiendo su oficio.
SГіlo deseaba saber algo—cualquier cosa—sobre su primer asesinato. Estaba mГЎs segura que nunca que habГa matado a otra persona anteriormente. Esto habГa sido obra de un aprendiz, pero no de un principiante.
Justo cuando Riley iba a darse la vuelta y caminar hacia su coche, algo en el ГЎrbol llamГі su atenciГіn. Era algo amarillo en el tronco.
CaminГі al otro lado del ГЎrbol y mirГі para arriba.
“¡Ha estado aquГ!” Riley gritГі en voz alta. SintiГі escalofrГos por todo su cuerpo y mirГі a su alrededor nerviosamente. Nadie parecГa estar por allГ ahora.
Ubicada en la rama de un ГЎrbol mirando a Riley estaba una muГ±eca desnuda con pelo rubio, en la pose precisa en la cual el asesino habГa querido posicionar a la vГctima.
No tenГa mucho tiempo allГ— tres o cuatro dГas como mГЎximo. No habГa sido movida por el viento o empaГ±ada por la lluvia. El asesino habГa vuelto aquГ cuando se habГa estado preparando para el asesinato de Reba Frye. Igual como lo habГa hecho Riley, habГa venido aquГ a reflexionar sobre su trabajo, a examinar sus errores crГticamente.
TomГі fotos con su telГ©fono celular. Las enviarГa a la Oficina de inmediato.
Riley sabГa por quГ© habГa dejado la muГ±eca.
Es una disculpa por sus descuidos anteriores, descifrГі.
TambiГ©n era una promesa de un trabajo mejor por venir.
CapГtulo 9
Riley condujo hacia la casa del Senador Mitch Newbrough, y su corazГіn se llenГі de temor a lo que entrГі a la vista. Situada en el extremo de un largo camino bordeado de ГЎrboles, era enorme, formal y desalentadora. Siempre encontraba que le era mГЎs difГcil lidiar con los ricos y poderosos que con la gente mГЎs abajo en la escala social.
Se estacionГі en un cГrculo bien cuidado frente a la mansiГіn de piedra. SГ, esta familia era muy rica.
Se bajГі del carro y caminГі a las enormes puertas. DespuГ©s de tocar el timbre, fue recibida por un hombre pulcro de unos treinta aГ±os.
“Soy Robert”, dijo. “El hijo del Senador. Y tú debes ser la Agente Especial Riley. Pasa adelante. Mis padres te están esperando”.
Robert Newbrough condujo a Riley por la casa, que inmediatamente le recordaba lo cuГЎnto que le disgustaban las casas ostentosas. La casa de Newbrough era especialmente cavernosa, y la caminata hasta donde sea que estaban el Senador y su esposa fue desagradablemente larga. Riley estaba segura de que hacer que los huГ©spedes caminaran tal distancia inconveniente era una especie de tГЎctica de intimidaciГіn, una manera de comunicar que los habitantes de esta casa eran demasiado poderosos como que para que se metieran con ellos. Riley tambiГ©n encontrГі que la decoraciГіn y muebles coloniales era bastante feo.
MГЎs que nada, temГa lo que venГa a continuaciГіn. Para ella, hablar con los familiares de las vГctimas era simplemente horrible, mucho peor que enfrentarse a escenas de crГmenes o incluso cadГЎveres. Le resultaba demasiado fГЎcil quedarse atrapada en el dolor, la ira y la confusiГіn de las personas. Tales emociones intensas destruГan su concentraciГіn y la distraГan de su trabajo.
Mientras caminaban, Robert Newbrough dijo, “Mi padre ha estado en casa de Richmond desde…”
Se atragantГі un poco en medio de la oraciГіn. Riley podГa sentir la intensidad de su pГ©rdida.
“Desde que nos enteramos de lo de Reba”, continuó. “Ha sido terrible. Madre ha estado especialmente conmocionada. Trata de no molestarla mucho”.
“Lamento mucho tu pérdida”, dijo Riley.
Robert la ignorГі y la llevГі a una sala de estar espaciosa. El Senador Mitch Newbrough y su esposa estaban sentados juntos en un enorme sofГЎ, tomados de la mano.
“Agente Paige”, dijo Robert, introduciГ©ndola. “Agente Paige, permГtame presentarte a mis padres, el Senador y su esposa, Annabeth”.
Robert le dijo a Riley que se sentara, luego Г©l tomГі asiento.
“En primer lugar”, dijo Riley, “mi más sentido pésame por su pérdida”.
Annabeth Newbrough respondiГі asintiendo silenciosamente en reconocimiento. El Senador sГіlo estaba sentado mirando hacia adelante.
En el breve silencio que siguiГі, Riley hizo una rГЎpida evaluaciГіn de sus caras. HabГa visto a Newbrough en televisiГіn muchas veces, usando siempre una sonrisa de polГtico. Г‰l no estaba sonriendo ahora. Riley no habГa visto a la Sra. Newbrough mucho, quiГ©n parecГa poseer la docilidad tГpica de la esposa de un polГtico.
Ambos tenГan unos sesenta aГ±os. Riley detectГі que ambos habГan recurrido a dolorosos y costosos esfuerzos para lucir mГЎs jГіvenes: implantes de cabello, tinte de pelo, lifting facial, maquillaje. A Riley le parecГa que sus esfuerzos los habГan dejado viГ©ndose vagamente artificiales.
Como muГ±ecas, Riley pensГі.
“Tengo que hacerle unas preguntas sobre su hija”, dijo Riley, sacando su cuaderno. “¿Estuvieron en estrecho contacto con Reba recientemente?”
“Oh, sГ”, dijo la Sra. Newbrough. “Somos una familia muy unida”.
Riley notГі una leve rigidez en la voz de la mujer. Sonaba como si era algo que decГa demasiado a menudo, algo demasiado rutinario. Riley estaba bastante segura de que la vida familiar de los Newbrough era lejos de ser ideal.
“¿Reba les dijo algo recientemente sobre sentirse amenazada?” preguntó Riley.
“No”, dijo la Sra. Newbrough. “Ni una palabra”.
Riley observГі que el Senador no habГa dicho una palabra hasta ahora. Se preguntaba por quГ© Г©l estaba tan callado. TenГa que analizarlo, Вїpero cГіmo?
Ahora Robert hablГі.
“HabГa estado pasando por un divorcio difГcil recientemente. Las cosas se pusieron feas entre ella y Paul por la custodia de sus dos hijos”.
“Ah, Г©l nunca me cayГі bien”, dijo la Sra. Newbrough. “TenГa un mal genio. ВїCrees que posiblemente—?” DejГі de hablar en media oraciГіn.
Riley negГі con la cabeza.
“Su ex marido no es un sospechoso probable”, dijo.
“¿Por qué demonios no?” preguntó la Sra. Newbrough.
Riley sopesГі en su mente lo que deberГa y no deberГa decirles.
“Pueden haber leГdo que el asesino ha matado antes”, dijo. “Hubo una vГctima similar cerca de Daggett”.
La Sra. Newbrough se estaba agitando mГЎs y mГЎs.
“¿Qué debe significar todo esto para nosotros?”
“Estamos tratando con un asesino en serie”, dijo Riley. “No habГa nada domГ©stico sobre el asesinato. Su hija puede no haber conocido al asesino en lo absoluto. Es muy probable que no fue personal”.
La Sra. Newbrough estaba sollozando ahora. Riley inmediatamente lamentГі su elecciГіn de palabras.
“¿No fue personal?” La Sra. Newbrough casi gritГі. “¿CГіmo podrГa ser cualquier otra cosa menos que personal?
El Senador Newbrough le hablГі a su hijo.
“Robert, por favor llévate a tu madre a otra parte y cálmala. Necesito hablar con la Agente Paige a solas”.
Robert Newbrough obedientemente se llevГі a su madre. El Senador Newbrough no dijo nada por un momento. MirГі a Riley fijamente a los ojos. Estaba segura que Г©l estaba acostumbrado a intimidar a la gente con esa mirada. No funcionГі en ella. Simplemente le devolviГі esa mirada.
Por Гєltimo, el Senador alcanzГі en el bolsillo de su chaqueta y sacГі un sobre de tamaГ±o carta. CaminГі a su silla y se lo entregГі.
“Toma”, dijo. Luego caminó hacia el sofá y se sentó de nuevo.
“¿Qué es esto?” preguntó Riley.
El Senador volviГі a mirarla.
“Todo lo que necesitas saber”, dijo.
Riley ahora estaba totalmente desconcertada.
“¿Puedo abrirlo?”, preguntó.
“Por supuesto”.
Riley abriГі el sobre. ContenГa una sola hoja de papel con dos columnas de nombres en ella. ReconocГa algunos de ellos. Tres o cuatro era periodistas conocidos en las noticias locales de TV. Otros eran polГticos prominentes de Virginia. Riley estaba aГєn mГЎs perpleja que antes.
“¿Quiénes son estas personas?” preguntó.
“Mis enemigos”, dijo el Senador Newbrough en un tono equilibrado. “Probablemente no es una lista completa. Pero ésos son los que importan. Alguien de esa lista es el culpable”.
Riley ahora estaba totalmente estupefacta. Se quedГі sentada allГ y no dijo nada.
“No estoy diciendo que alguien en esa lista mató a mi hija directamente, cara a cara”, dijo. “Pero seguro que le pagaron a alguien para que lo hiciera”.
Riley hablГі lentamente y con cautela.
“Senador, con todo respeto, creo que acabo de decir que el asesinato de su hija probablemente no fue personal. Ya hubo un asesinato casi idéntico a él”.
“¿Estás diciendo que mi hija fue atacada por pura coincidencia?” preguntó el Senador.
SГ, probablemente, pensГі Riley.
Pero ella sabГa mejor que decirlo en voz alta.
Antes de que pudiera responder, Г©l aГ±adiГі, “Agente Paige, he aprendido por experiencia a no creer en coincidencias. No sГ© por quГ© ni cГіmo, pero la muerte de mi hija fue polГtica. Y en la polГtica, todo es personal. AsГ que no me digas que es cualquier otra cosa menos personal. Es tu trabajo y el de la Oficina encontrar al responsable y llevarlo ante la justicia”.
Riley respirГі profundamente. EstudiГі el rostro del hombre en detalle. PodГa verlo ahora. El Senador Newbrough era un narcisista total.
Esto no debe sorprenderme, pensГі.
Riley entendiГі otra cosa. El Senador consideraba inconcebible que algo en su vida no fuera especГficamente acerca de Г©l y Г©l solamente. Hasta el asesinato de su hija era sobre Г©l. Reba simplemente habГa quedado atrapada entre Г©l y alguien que lo odiaba. Г‰l probablemente creГa eso.
“Señor”, Riley comenzó, “con todo respeto, no pienso que—”
“No quiero que pienses”, dijo Newbrough. “Tienes toda la información que necesitas justo allà en frente de ti”.
Sostuvieron la mirada durante varios segundos.
“Agente Paige”, dijo el Senador finalmente, “me da la sensación que no estamos en la misma onda. Eso es una pena. Quizás no lo sepas, pero tengo buenos amigos en las altas esferas de la Agencia. Algunos me deben favores. Me pondré en contacto con ellos de inmediato. Necesito a alguien en este caso que haga el trabajo”.
Riley se quedГі sentada allГ, sorprendida, sin saber quГ© decir. ВїEste hombre realmente era tan delirante?
El Senador se puso de pie.
“Enviaré a alguien a que te escolte afuera, Agente Paige”, dijo. “Lamento que no pudiéramos ponernos de acuerdo”.
El Senador Newbrough saliГі de la habitaciГіn, dejando a Riley allГ sola. Se quedГі con la boca abierta. Definitivamente era narcisista. Pero sabГa que habГa mГЎs a Г©l que eso.
HabГa algo que el Senador estaba escondiendo.
Y no importa lo que costara, ella averiguarГa quГ© era.
CapГtulo 10
Lo primero que llamГі la atenciГіn de Riley fue la muГ±eca: la misma muГ±eca desnuda que habГa encontrado ese mismo dГa en el ГЎrbol cerca de Daggett, en exactamente la misma pose. Por un momento, se sorprendiГі en verla sentada allГ en el laboratorio de anГЎlisis forense del FBI rodeada de una amplia gama de equipos de alta tecnologГa. ParecГa estar extraГ±amente fuera de lugar—como una especie de pequeГ±o santuario enfermo a una era de antaГ±o, no digital.
Ahora la muГ±eca era sГіlo otra prueba mГЎs, protegida por una bolsa de plГЎstico. SabГa que un equipo habГa sido enviado a recuperarla tan pronto como habГa llamado para informar sobre la misma. Aun asГ, era algo discordante.
El Agente Especial Meredith dio un paso hacia adelante para saludarla.
“Ha pasado mucho tiempo, Agente Paige”, dijo con afecto. “Bienvenida”.
“Es bueno estar de vuelta, Señor”, dijo Riley.
CaminГі a la mesa para sentarse con Bill y el tГ©cnico de laboratorio, Flores. Cualquier incertidumbre que podrГa estar sintiendo, realmente se sentГa bien volver a ver a Meredith. Le gustaba su estilo rudo y prГЎctico, y siempre la habГa tratado con respeto y consideraciГіn.
“¿Cómo te fue con el Senador?” preguntó Meredith.
“Nada bien, señor”, respondió.
Riley notГі molestia en la cara de su jefe.
“¿Crees que va a darnos problemas?”
“Estoy segura que serГЎ asГ. Lo siento, seГ±or”.
Meredith asintiГі con simpatГa.
“Estoy seguro que no es tu culpa”, dijo.
Riley supuso que tenГa una idea bastante clara de lo que habГa sucedido. El comportamiento del Senador Newbrough era, sin duda, tГpico de los polГticos narcisistas. Meredith probablemente estaba demasiado acostumbrado a ello.
Flores tipiaba rГЎpidamente y, mientras lo hacГa, imГЎgenes de fotografГas espeluznantes, informes oficiales y noticias surgieron en monitores grandes alrededor de la habitaciГіn.
“Investigamos un poco y resulta que tenГas razГіn, Agente Paige”, dijo Flores. “El asesino sГ matГі antes, mucho antes del asesinato en Daggett”.
Riley oyГі el gruГ±ido de satisfacciГіn de Bill y, por un segundo, Riley se sintiГі reivindicada, sentГa que volvГa su confianza en sГ misma.
Pero luego se hundieron sus espГritus. Otra mujer habГa muerto una muerte terrible. No era motivo de celebraciГіn. En realidad, habГa deseado no tener razГіn.
ВїPor quГ© no puedo disfrutar tener razГіn de vez en cuando? se preguntГі.
Un gigantesco mapa de Virginia estaba en el monitor de la pantalla plana principal, luego se redujo al norte del estado. Flores etiquetГі un punto alto en el mapa, cerca de la frontera de Maryland.
“La primera vГctima fue Margaret Geraty, de treinta y seis aГ±os”, dijo Flores. “Su cuerpo fue encontrado en unas tierras de cultivo, cerca de trece millas en las afueras de Belding. Fue asesinada el veinticinco de junio, hace casi dos aГ±os. El FBI no fue convocado para ese caso. Los locales dejaron que se enfriara”.
Riley mirГі las fotos de la escena de crimen que Flores colocГі en otro monitor. El asesino obviamente no tratГі de posar el cuerpo. Simplemente la habГa tirado en una prisa y se fue.
“Hace dos aГ±os”, dijo, pensando, absorbiГ©ndolo todo. Una parte de ella se sorprendiГі de que llevaba tanto tiempo haciendo esto. Pero otra parte de ella sabГa que estos asesinos enfermos podrГan operar por aГ±os. PodГan tener una paciencia extraordinaria.
ExaminГі las fotos.
“Veo que todavГa no habГa desarrollado su estilo”, seГ±alГі.
“Correcto”, dijo Flores. “Hay una peluca allГ, y le cortГі el pelo, pero no dejГі una rosa. Sin embargo, fue estrangulada hasta la muerte con una cinta rosada”.
“Se apresurГі en todo”, dijo Riley. “Sus nervios lo vencieron. Fue su primera vez, y carecГa de confianza en sГ mismo. Lo hizo un poco mejor con Eileen Rogers, pero no fue hasta Reba Frye que alcanzГі su mГЎximo desempeГ±o”.
RecordГі algo que habГa querido preguntar.
“¿Encontraste alguna conexiГіn entre las vГctimas? ВїO entre los niГ±os de las dos madres?”
“Nada”, dijo Flores. “Revisamos los grupos de padres y no encontramos nada. No parecГan conocerse”.
Eso desanimГі a Riley, pero en realidad no la sorprendiГі.
“¿Y la primera mujer?” preguntó Riley. “Era una madre, supongo”.
“No”, dijo Flores rГЎpidamente, como si hubiera estado esperando esa pregunta. “Era casada, pero no tenГa hijos”.
Riley se sorprendiГі. Estaba segura que el asesino estaba persiguiendo madres. ВїCГіmo podrГa haberse equivocado en eso?
PodГa sentir su creciente confianza en sГ misma de repente desinflarse.
Mientras Riley vacilaba, Bill le preguntó, “Entonces ¿qué tan cerca estamos a identificar un sospechoso? ¿Pudieron obtener algo de esos erizos del Parque Mosby?”
“No tuve suerte”, dijo Flores. “Encontramos restos de cuero en vez de sangre. El asesino llevaba guantes. Parece ser escrupuloso. Incluso en la primera escena, no dejó huellas ni ADN”.
Riley suspirГі. HabГa estado tan esperanzada que habГa encontrado algo que otros habГan pasado por alto. Pero ahora sentГa que se estaba ponchando. Estaban de vuelta en el principio.
“Obsesivo sobre los detalles”, comentó.
“Aun asГ, creo que estamos acercГЎndonos a encontrarlo”, agregГі Flores.
UtilizГі un puntero electrГіnico para indicar lugares, dibujando lГneas entre ellos.
“Ahora que sabemos sobre este asesinato anterior, tenemos el orden y una mejor idea de su territorio”, dijo Flores. “Tenemos número uno, Margaret Geraty, en Belding al norte, número dos, Eileen Rogers, al oeste en el Parque Mosby y número tres, Reba Frye, cerca de Daggett, más al sur”.
Mientras Riley miraba, notГі que los tres lugares formaban un triГЎngulo en el mapa.
“Estamos viendo una superficie de alrededor de mil millas cuadradas”, dijo Flores. “Pero eso no es tan malo como parece. Estamos hablando de zonas rurales sobre todo con unos pequeños pueblos. En el norte tienes algunas fincas grandes como la del Senador. Mucho campo abierto”.
Riley vio una mirada de satisfacciГіn profesional en la cara de Flores. Obviamente le encantaba su trabajo.
“Lo que voy a hacer es sacar todos los delincuentes sexuales registrados que viven en esta área”, dijo Flores. Tipió un comando, y el triángulo fue punteado con cerca de una docena de pequeñas etiquetas rojas.
“Ahora vamos a eliminar a los pederastas”, dijo. “Podemos estar seguros de que nuestro asesino no es uno de ellos”.
Flores tipiГі otro comando, y aproximadamente la mitad de los puntos desaparecieron.
“Ahora delimitemos solo los casos duros, chicos que han estado en prisión por violación, asesinato o ambos”.
“No”, dijo Riley abruptamente. “Eso no está bien”.
Los tres hombres la miraron con sorpresa.
“No estamos buscamos un criminal violento”, dijo.
Flores gruГ±Гі.
“¡Pues claro que sГ!” protestГі.
CayГі un silencio. Riley sentГa un conocimiento formГЎndose, pero que no habГa tomado forma en su mente todavГa. MirГі la muГ±eca, que todavГa estaba sentada grotescamente sobre la mesa, viГ©ndose tan fuera de lugar como siempre.
Si sГіlo pudieras hablar, pensГі.
Entonces comenzГі lentamente a exponer sus pensamientos.
“Quiero decir, no obviamente violento. Margaret Geraty no fue violada. Ya sabemos que Rogers y Frye tampoco lo fueron”.
“Fueron torturadas y asesinadas”, dijo Flores.
Una tensiГіn llenГі la habitaciГіn; Brent Meredith se veГa preocupado, mientras que Bill estaba mirando fijamente a uno de los monitores.
Riley seГ±alГі a las imГЎgenes del cadГЎver horriblemente mutilado de Margaret Geraty.
“Su primer asesinato fue el mГЎs violento”, dijo. “Estas heridas son profundas y feas, peores incluso que las de sus otras dos vГctimas. Puedo apostar a que tus tГ©cnicos ya han determinado que les causГі estas heridas rГЎpidamente, una tras otra”.
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